2. Luis

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Cuando se reúne el grupo por completo, todo son bostezos, ojeras y caras largas. A nadie en su sano juicio se le ocurriría subirse a una caravana a las tres de la mañana de un día de verano. Bueno, sí. A Miriam. Aunque Agoney empieza a poner en duda eso de "en su sano juicio". Pero es que, según su mánager, la madrugada es el mejor horario para viajar. Llegan temprano a los pueblos y pillan menos tráfico.

Tras dejar su mochila —pues no le hace falta maleta— en el fondo de la caravana, el canario toma asiento en una de las sillas que hay en el interior del vehículo con la intención de dar alguna cabezada más, pues el primer turno de conducción le toca a Raoul.

Raoul... En los ensayos previos a la gira han cruzado miradas un par de veces aunque no han hablado nada. El chico está menos agresivo con él, pero sigue disimulando poco su disconformidad respecto a su presencia en la banda. Agoney no puede evitar sentir un pinchacito de envidia al verle bromear entre risas con Ariel y Nerea. ¿Por qué a él lo priva de eso? ¿Qué le ha hecho?

—Bueno, chicos, ya tengo todos los destinos del tour —informa Miriam sacándolo de sus pensamientos con un listado entre las manos—. En tres días empezamos en Mondoñedo.

—¿En dónde? —Frunce el ceño Ariel.

—Lugo —aclara Cepeda tomando asiento en una de las camas.

—¿Es una broma? —Alza una ceja Adán—. ¿Empezamos la gira en la otra punta de España?

—Amores, siento ser yo quien os baje de la nube, pero aún no os podéis permitir una logística excelente y tocar en ciudades grandes —asegura encogiéndose de hombros la gallega—. Yo solo os puedo conseguir bolos en verbenas de pueblos sueltos, ¿lo tomáis o lo dejáis?

—Lo tomamos, lo tomamos —asiente sin vacilar Roi, cubriéndole la boca al pelirrojo con la mano, quien termina dándole un lametón para que lo suelte—. ¡Agh!

El cantante se seca la mano en la camiseta mientras Miriam asiente satisfecha por la respuesta obtenida antes de volver a fijar la vista en el papel que tiene entre manos.

—La siguiente parada sería el veintisiete de junio en Vicálvaro, Madrid —informa la mánager—. Tenéis nueve días para ir de Galicia a Madrid, o sea que os sobran y todo. Pero en dos más, es decir para el veintinueve, tenéis que estar en el Grao de Castellón para las fiestas de San Pedro. Llegáis de sobra, pero tendréis que daros brío para ensayar y estar bien descansados para la actuación.

—¿En dos días? Vamos a estar reventados —se queja Raoul recolocándose el asiento del conductor para llegar a los pedales.

—Pues te ahorras los polvos de cortesía, rey, que nos conocemos y así no gastas energía innecesaria.

Y él intenta detenerse, de verdad que sí, pero Agoney termina soltando una carcajada que Miriam agradece con un sutil guiño. Si las miradas matasen, el batería acabaría de ser asesinado en ese mismo momento. Pero que le jodan, que Agoney ya está harto de intentar caerle bien al guitarrista en vano.

—En fin, para el nueve de julio tendréis que estar ya en Pamplona, que os he hecho un huequecillo en los Sanfermines —prosigue Miriam su explicación orgullosa en especial con ese destino, pues son unas de las fiestas más importantes de España y, tras una dura negociación, finalmente consiguió el bolo.

—¡No jodas! —Exclama eufórica Nerea, saltando prácticamente sobre Adán para abrazarlo con fuerza.

Cepeda y Roi chocan puños, celebrándolo. Ariel da las gracias de forma repetida a su mánager cubriéndole la mejilla de besos. Raoul y Agoney permanecen serios.

—No vamos a ir —pronuncian de una forma tan sincronizada que los asusta incluso a ellos mismos.

—¿Perdón? —Entrecierra los ojos la gallega, deseando no haber oído eso.

LAGUNA AZUL (Ragoney)Where stories live. Discover now