- Loreley creo que Demi no es la mala de la película, tengo la impresión de que Hades y ella fueron víctimas de una conspiración.
- Sería bueno que cambies "Demi" por "Percy", y deberías saberlo vos Pedro se supone que sos el autor.
La imagen de la videollamada pareció congelarse, pero no fue así. Pedro Gonzalez había bajado los ojos y se había quedado mirando su taza de café, confundido.
- Siempre supe a donde iba esta historia, hasta que ya no... no lo puedo explicar – se disculpó.
Luz sintió una oleada de empatía y deseó decirle al español que ella lo comprendía.
Loreley suspiró.
- Si ella no coopera no podremos obtener más información de la que ya tenemos. Usted aproveche el viaje para visitar museos y empaparse de la cultura, estoy segura de que eso lo ayudará a obtener el favor de las musas. Voy a hablar personalmente con Perséfone, crucemos los dedos.
El escritor le respondió con un rostro lleno de esperanza.
Apenas cortó la llamada Luz se animó a preguntar.
- Ya sabes que vas a decirle?
- No tengo ni la más pálida idea.
- Me puedo quedar a ver?
- Luz... si uso alguna técnica de persuasión luego no podría utilizarla con vos. También estoy trabajando en tu historia y lo sabés.
"Loreley las técnicas de persuasión tuyas me las sé de memoria" – pensó Luz.
- Bueno, - dijo encogiéndose de hombros- puedo tomarme la tarde entonces?
"para poder verte desde La Central?"
- Solo si prometés intentar escribir.
- Lo prometo – mintió.
Ektor había llevado su clásica bolsa de papas. Antes de que Lara pudiera decir una palabra levantó la aspiradora portátil y se la mostró, sin despegar los ojos de la pantalla.
- Yo sé que esto está interesante, pero de vez en cuando alguien vigile la localización de Ana por favor – alertó Elena señalando al recuadro que mostraba a la susodicha en una sala de conferencias.
- Siiii – respondieron todos a coro y Ektor le ofreció la bolsa de papas.
Nuevamente espiaban a Loreley en su oficina, hacía unos minutos había comenzado su reunión con la Diosa de la Primavera y la conversación parecía más bien un duelo de silencios.
- Estoy intentando ayudarle – insistió Loreley – su autor necesita saber tus planes para poder proseguir con su escritura. Estoy segura de que es lo que usted también quiere, poder ver nuevamente a su marido.
La Diosa la fulminó con sus ojos verdes.
- Ya lo dije, no puedo confiar en nadie más que en mi misma. No diré nada.
Loreley se frotó el mentón y la miró con ternura.
- Sabe? la entiendo, yo tampoco confiaría en nadie en su lugar.
El rostro de Perséfone se relajó levemente.
- Por eso es justo que yo también le brinde algo de información: ha logrado engañar hasta a su propio escritor y eso no es normal. Sabe por qué?
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La Lágrima Dorada
FantasyY si cada vez que escribimos una historia estamos creando universos paralelos? Y si existiese alguna manera de viajar a ellos? Que es la realidad? Ella creó una máquina que lo hace posible. pero la realidad se torció. Y ahora alguien quiere quedar...