Capitulo XVIII

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Caminaba entre la gente, el museo estaba lleno. Desde mujeres de alta sociedad hasta turistas chinos con cámaras gigantescas, todos parecían a la expectativa.

Una joven pasó al lado de Luz llevando una bandeja con canapés. Había un cartel con el nombre de la inauguración pero por alguna razón Luz tenía dificultades para leerlo.

- La universidad me debe estar estropeando la vista.

Las puertas de entrada a la exhibición se abrieron y todos entraron ordenadamente a la sala.

La muestra solo tenía un objeto.

Una escultura de 2 metros de la luna llena. La luna estaba partida por la mitad, la mitad más oscura tenía un punto gris en su centro y la más clara un punto negro.

- "Una luna "ying yang"? por esto era tanto alboroto?" – Pensó Luz incrédula.

Se acercó al pie de la figura y esperó que una pareja de chinos terminara de sacarse fotos con para poder leer el pequeño cartel con su nombre.

"Todos los colores y la ausencia de luz"

Algo negro goteó sobre el cartelillo.

- Qué es esto? - Pensó Luz acercándose a tocar el líquido oscuro, giró la mano para verlo mejor. No era negro, era rojo...- Parece... sangre?

Levantó la cabeza y miró la escultura no solo estaba cubierta del líquido rojo sino que además estaba en llamas. Retrocedió asustada y la gente a su alrededor comenzó a aplaudir.

- Es parte de la muestra? El fuego?

Los visitantes aplaudían con fuerza deleitados por el espectáculo y Luz se relajó. Si, era un espectáculo.

Entonces lo vio extenderse.

El fuego comenzó crecer apoderándose de todo el salón y la gente fue alcanzada por las llamas. Luz gritó pidiendo ayuda, pero nadie pareció inmutarse.

Todos seguían aplaudiendo y ardiendo mientras sus rostros comenzaban a deshacerse.

El espacio se llenó de humo y Luz corrió a las puertas para intentar abrirlas. Estaban cerradas.

Miró a su derecha. Baños, quizás allí habría una ventana.

Cerró la puerta tras de sí. Los presentes seguían aplaudiendo y un terrible hedor a carne quemada estaba apoderándose del salón.

Miró alrededor buscando una salida, pero se sentía sofocada.

Agua. Si se mojaba la cara podría refrescarse y buscar una salida.

Abrió la canilla y se mojó el rostro. Levantó la cabeza y se vio entre el humo.

Pero ese no era su reflejo, Luz no estaba viendo su cara en el espejo. Era el rostro de Loreley. Se palpó las mejillas intentando entender y su reflejo hizo lo mismo.

- No entiendo, no entiendo – pensó.

De pronto su reflejo tomo vida propia y la Loreley del espejo empujó el vidrio con su mano derecha.

Y el espejo estalló en mil pedazos.

Luz se cayó de la cama. Estaba completamente cubierta de transpiración. Había sido demasiado real.

- Este es el objetivo – explicó Ektor colocando el salero delante de las servilletas- para llegar hasta ahí tenemos que pasar... una, dos, 3 servilletas. Puede que encontremos escarbadientes en el camino...

La Lágrima DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora