CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

Start from the beginning
                                    

Siento que el calor invade mi rostro, pero aun así, decido seguirle el juego.

—¿Está usted haciéndome una propuesta indecente, señor Cooper?

—Ya te dije que no me llamaras así, no me gusta ese apellido —me reprocha mientras me enfoco en quitarle el libro lentamente—. Y sí, señorita Lee, le estoy haciendo una propuesta indecente.

Ruedo los ojos, dejo el libro a un lado, tomo mi almohada y se la tiro en la cara.

—Mejor duérmete.

Él sonríe mientras aparta la almohada y me da un repaso con su mirada.

—¿Vas a dormir así? —señala mi camiseta.

—Sí —le digo sin más—. Dejé parte de mi pijama en casa y tendré que resignarme a esto.

Solo bastó que esas palabras salieran de mi boca para que Nicolás empezara a hacer lo que hace; toma la parte baja de su camiseta y se la quita, dejando al descubierto su torso definido y a la vista su tatuaje, tatuaje que me lleva a el recuerdo de esa vez que lo toque, y me hace querer volver a acercar mi mano otra vez por razones inexplicables.

—Toma —me extiende su camiseta—. Así estarás más cómoda, además me gusta verte con ella.

Le sonrió por la hermosa acción que está cometiendo, pero no puedo aceptarla.

—Y ¿Qué te pondrás tú? —cuestiono.

—Estoy acostumbrado a dormir sin camiseta —vuelve a ofrecérmela, y mi mano duda en tomarla.

—Pero hace frío...

—Estoy bien así —sigue con ella en sus manos, extendiéndola—. Solo tómala o me veré obligado a ponértela yo mismo.

Me convenció con su insistencia, así que la tomo. Pensé en pedirle privacidad para cambiarme, pero si ya me ha visto antes, sería algo inútil, así que dejo la camiseta que me dio a un lado, me doy media vuelta y me empeño en quitar la mía.

No lo veo, pero sin embargo, siento el peso de sus ojos sobre mí. Doblo la camiseta que me quité, apartándola, lo que hace que quede solo en sujetador mientras tomo la camiseta de él, pero antes de que pueda ponérmela siento la respiración pesada de Nicolás detrás de mí, y de un momento a otro empieza a repartir besos por mi espalda, subiendo a mis hombros.

—Ponte esto después —quita su camiseta de mis manos mientras él sigue con los besos, y siento como el aire se desaparece de mis pulmones—. Hagamos algo mejor que tan solo dormir.

Me doy vuelta para encararlo y en el más mínimo movimiento, él ya ha atrapado mis labios. Le sigo la corriente, volteándome para quedar frente a él. Nicolás me toma de la cintura, incitándome a sentarme a horcajadas sobre su regazo.

El simple hecho de estar sobre él nos da la opción de tener mayor profundidad en el beso. Enredo mis manos en su cabello mientras él aprieta con más presión mi cintura, pegándome aún más a su cuerpo.

Este no es un beso como los anteriores, por algún motivo es más pasional y rudo, lo cual me encanta.

Su mano va descendiendo, acariciando la parte posterior de mis muslos, mientras, sus labios siguen besando, tentando y provocando. Al llegar a mi trasero, da un leve apretón a este, empujándome, haciendo que sienta lo que no había sentido antes; la dureza que se cala en su entrepierna.

Fue inevitable no soltar un gemido que sus labios se encargan de atrapar, mientras, aprovecho para pasear mis manos por su definido torso, descendiendo una de ellas hasta llegar al tatuaje que tanto me encanta. Me aparto un poco para verlo y recorrerlo con mis dedos, pero él me toma del mentón y vuelve a apoderarse de mí, deseoso por tenerme.

No Soy Esa ChicaWhere stories live. Discover now