El peor primer día de clases

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ɴᴀʀʀᴀᴅᴏʀ

El primer día de clases siempre era complicado si eras el alumno nuevo, y más aún si solo faltaban dos meses para que acabara el año escolar.
Ser nuevo te hacia resaltar, todos pondrían atención a las caras nuevas, y eso no tenía nada de desapercibido, Aja y Krel lo sabían.

— Antes de que se vayan, deben recordar estas tres reglas para no ser descubiertos. Regla numero uno: estas personas siguen avanzando, así que deben estar listos para el cambio.— Zadra levantó su dedo índice para enumerar la primer regla.

— Regla número dos: abracen sus errores, hasta la realeza se puede equivocar.— Lucy interrumpió.

— Regla número tres: ante la duda, jueguen con sus teléfonos, las personas de su edad lo hacen mucho.— Ricky se unió a la conversación.

— Esas reglas son absurdas, no evitaran que los maten, presten atención. Deben estar alertas, no confiar en nadie, y si se sienten en peligro disparen a todo lo que se mueva.— Varvatos les ofreció el arma cargada de balas que siempre llevaba con él.

— Es ilegal llevar armas a la escuela.— Krel se cruzó de brazos, con el rostro completamente serio.

— ¡¿Quien lo dice?!—

— El libro de leyes que me obligaron a leer ayer, ahora si nos disculpan, ya nos vamos.— El chico hizo una reverencia, no como muestra de respeto, sino como una burla.
...

Ambos estaban parados frente a las puertas del establecimiento, esperando que uno diera el primer paso para entrar. Si Aja entraba, Krel la seguiría. Y si Krel entraba, Aja lo seguiría. Los Tarron creían que si estaban juntos nada podría salir mal.

— Buenos días chicos.— Jim, el chico que habían conocido el día anterior, pasó junto a los hermanos, seguido por su novia y por Toby.

— ¿No van a entrar?— Clara preguntó mirando hacia atrás por sobre su hombro, ya que en ningún momento dejaron de caminar.

— Vamos, no creo que quieran llegar tarde a su primer clase.— Toby iba caminando hacia atrás, sin mirar por dónde iba, mientras le hacia una seña a los Tarron para que entraran juntos.

Krel suspiró — Bien, hagamos esto rápido para que acabe pronto.— dió el primer paso.

Aja lo siguió. Ambos se abrieron paso entre los alumnos, las miradas de curiosidad no tardaron en llegar, todos los miraban de arriba a abajo, examinándolos, y hasta juzgándolos.

Durante la reunión del día de ayer, los Tarron habían recibido las llaves de sus casilleros y sus horarios, así que fueron directamente a guardar los libros que no utilizarían para luego ir a clase.

ᴋʀᴇʟ

Podía sentir la mirada de todas estas personas sobre nosotros, era realmente incómodo y molesto. Esto no era como en Cantalupia en donde Aja y yo recibíamos miradas de admiración y respeto, aquí sólo nos estaban juzgando.

— Es difícil ignorar sus miradas sobre nosotros. Es incómodo.— Susurré mientras ponía la llave en la cerradura del casillero.

— Ahora sabes lo que yo siento en Cantalupia.— Aja me miro con media sonrisa en su rostro.

— ¿Estás intentando darme una lección? Por que no va a funcionar. Aja, tú y yo nacimos para ser de la realeza.— Susurré con molestia intentando destrabar la llave del casillero.

— Krel, tu eres un príncipe, yo prefiero el campo de batalla, soy una guerra. Tu no quieres estar aquí y yo tampoco, en vez de escondernos deberíamos de estar buscando a los que mataron a nuestros padres y cortar sus cabezas uno a uno.— Aja susurró y me apartó del casillero, le dio dos golpes y sacó la llave. — Aquí tienes hermanito.—

Mary WangWhere stories live. Discover now