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Al día siguiente amaneci demasiado cansada y algo adolorida, solo quería llegar a casa y poder dormir un poco esta noche.
—¿Como esta el? —pregunto en vos baja Billie entrando a la habitación de Jacob, quien aún se encontraba dormido tranquilamente en su cama—
—Hice que se relajara y descansara bien toda la noche, no se quejó ni despertó en ningún momento. —suspire aliviada—
—¿Cuanto tiempo estará así? —pregunto refiriéndose a las vendas en su torso mientras se colocaba a mi lado, yo recargue mi cabeza en su hombro—
—Carlisle dijo que dentro de cuatro días estará bien, pero traere a mi padre y tío para ver si puede ayudar en algo.
—Muchas gracias por tu ayuda Julie, eres un gran Ángel guardián.
—No es para tanto. —sonreí tímidamente—
—Claro que si, no te has movido de aqui por estarlo cuidando. —sonrio— solo para ir al baño.
—Ve a descansar Julie, te avisare si Jacob se llega a poner mal.
—Acepto solo por que Carlisle vendrá dentro de unas horas a verlo. —me puse de pie, con un abrazo y palabras de aliento salí de la casa directo al bosque.
Suspire quejandome pues al no tener mi auto aquí tenía que caminar, no sería un problema para mi si no estuviera tan cansada.
Cuando llegue a casa fui recibida por Gabriel quien con una sonrisa me abrazo y me metió a la casa llevandome a la Sala, mi madre hablaba con Alec y mi padre.
—¡La señorita llegó! —alzo la voz, las tres personas en mi casa se giraron a vernos—
—Hola cariño, ¿Te sientes bien?, te noto algo cansada.
—Ven, que estamos en una plática.
—Si a plática se le puede decir estarme regañando desde que llegue a la casa. —ironizó Alec, alejándose un poco de mi padre quien le veía molesto—
—Estoy orgulloso de ti, pero aún estoy molesto por lo que le hicieron pasar tu y esa familia a mi hija. —soltó mi padre—
—Así es, todos los arcángeles querían venir a darles una lección.
—Lo cual no sería nada bueno. —murmuro mi madre—
—Cambiemos de tema por favor, me estoy incomodando. —pidió mi hermano— ¿Por que no nos explican el porque están aquí?
—Oh claro, Gabriel quería conocer al novio de Julie.
—¿Yo?, ¡Pero si tu fuiste el que me obligó a bajar contigo para ayudarte a darle una paliza al rubio paliducho —se encogió de hombros restandole importancia— o quemarlo, lo que se nos ocurra primero.
