Amigas

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La vió aparecer en la en la sala en su silla, estaba hermosa con su conjunto de pantalón blanco y blusa rosa, como toda una verdadera princesa. 

Sole la quedó mirando a la pequeña niña de cabellos negros, quizás le llamo la atención de que Lucy este en una silla de ruedas y no caminando como ella pensaba. 

-¡Me tenías abandonada Karol!- se quejó Lucy.

-Sabes que tengo mucho trabajo preciosa... quiero un abrazo.- la joven se acercó a su pequeña hermana y la abrazo con todas las fuerzas que tuvo. 

La veradad era que la extrañaba mucho. Karol y Lucy son hermanas inseparables, y ahora el hecho de estar alejadas, hace que se necesiten mucho mutuamente. Estar tanto tiempo separada de ella la entrista bastante . 

-¿Quien es ella?- preguntó Lucy, mirando directamente a Sole quien se encontraba tímida al lado de la madre de Karol, escondida detrás de la  puerta de la señora.

-Ella es Sole, la niña que cuido en casade los Pasquarelli; me vino a acompañar porquie tenía ganas de conocerte, jugar y ser tu amiga.- se inclinó para quedar a la altura de Lucy.- Realmente espero que vos también quieras serlo. 

-¿Por qué ella querría jugar con una inválida como yo? -mencionó Lucy, con la mirada fija en el suelo de su casa. 

-Que estés inválida no significa que no podemos jugar. -habló Sole con una encantadora sonrisa.

-Ves Lucy, deja de ser así y date la oportunidad de tenr una amiga, Sole es una niña muy tierna, verás que se llevarán bien. -Karol trataba de que su hermana no se cerrara y se diera la oportunidad de hacer amigas, que pudiera hacer su vida normal como una niña, porque la infancia es lo mas importante en la vida de un ser humano. -Solo dale una oportunidad. 

-Está bien, en mi cuarto tengo unas muñecas, ¿quieres ir a jugar conmigo? -preguntó Lucy a Sole. 

-Claro. -respondió la pequeña castaña, mientras se encaminaba hacia Lucy.  

Karol solo sonrió,  vio como Sole agarró la silla de ruedas de Lucy y la ayudó a dirigirse a su cuarto, se veían muy encantadoras juntas. 

-Y vos, ¿como estás? -preguntó su madre, la pregunta hizo a Karol sobresaltarse un poco en su lugar. -Hace mucho que no se de ti. 

-Eh, bien, bien mamá. -respondió ella. -Tomemos un café, tenemos mucho de que conversar. 

Y así lo hicieron, se sentaron en la mesa, cada una con su taza de café .

 Le encantaba estar así con su madre, siempre hubo una muy buena comunicación entre ellas, siempre el apoyo y el cariño. Ella podía decir con orgullo que su madre era la mejor de todas .

-¿Y papá a qué hora llega? -preguntó Karol poniendo un poco de azúcar a su café.

-Creo que ya esta por llegar, hoy sale temprano. -respondió su madre. -¿Cómo te has sentido últimamente?, la última vez supe que tenías fuertes dolores de cabeza. 

-Si, fui al médico, solo es estrés, pero estos días no senti nada de eso, me senti muy bien mamá. ¿Cuándo empieza Lucy con su rehabilitación? -preguntó ella, cambiado de tema. 

-Mañana en la tarde, y como sabes, yo en la tarde trabajo. 

-Lo sé y quieres que vaya yo con ella... si yo voy mamá, no te preocupes. 

-Gracias hija. -agradeció su madre.

Un sonido de llaves en la puerta interrumpió su plática, su padre había llegado, al entrar venía con un rostro muy serio pero al ver a Karol su rostro se ilumino completamente dejando ver una bella sonrisa. 

-¡Hola papá! -saludó ella, levantándose de su asiento y dando un fuerte abrazo y un beso en la mejilla a su padre. 

-No espere encontrarte hoy aquí, en casa. -dijó su padre sacándose la chaqueta marrón que llevaba puesta. 

-El hijo mayor de los Pasquarelli me dio autorización. -Y aún se encontraba asombrada de que él, precisamente él le hubiera dado autorización. 

-¿Quieres tomar una taza de café con nosotras? -preguntó la madre de Karol. 

-Claro que si, amor. -respondió él, mientras tomaba asiento en una de las sillas del comedor. 

El amor de sus padres era incondicional, siempre se apoyaban y hacían las cosas juntos. Se conocieron cuando eran muy jóvenes y de imediato sintieron esa química. 

La mamá de Karol la tuvo a los 18 años, muy jóven. Pero siempre ellos dos permanecieron juntos, hasta el día de hoy, el de mañana y el de siempre. 

-¿Y cómo te trataron en esa casa? -preguntó su padre, comiendo un poco de pastel servido por su señora. 

-Hasta el momento todo va bien. -respondió Karol, no se encontraba muy concentrada en la conversación, sus pensamientos estaban en él, Ruggero, no supo porque pero recordó aquellos dos besos que se dieron. Era raro, porque realmente para ella no fue un error, sino ...ni siquiera sabe que fue. 

-¿Y hasta cuando volveras aquí, a tu casa? -lo que más odiaba de su padre eran sus interrogatorios, siempre haciendo preguntas. 

-No lo sé, la señora Cathy no ha llamado desde que se fue de viaje. -era verdad, no sabían si estaban vivos o muertos, no había noticia de ellos desde cuando se fueron. -Bueno, voy a buscar a Sole que ya nos tenemos que ir, tengo que hacer la cena. 

Se levantó de su asiento y se dirigió al cuarto de su hermana; cuando entro en él se encontro con que las dos niñas jugaban muy amistosamente. 

La pequeña Lucy, no pudó negar que hubo un momento en que le dio miedo de como podis reaccionar Sole, al enterarse que su hermana no podía caminar.

Pero cuando habló Sole, ese miedo despareció, ella la aceptaba tal y como era. Era maravilloso como un pequeña de 7 años fuera tan hermosa por dentro y también por fuera.

♦  Ya sé que no he actualizado por aproximamente un mes, pero en el último tiempo no me he sentido del todo bien y no he tenido mucho tiempo. Espero que me perdonen y voy a intentar subir otro capitulo pronto. 

No olviden votar y comentar. Los amo. ♥ 























Solo una empleadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora