La señora se detuvo y una expresión de sorpresa cruzó su rostro.

— Imposible.

La pelinegra hizo una mueca y dio un paso al frente.

— Hola, Sue.

Sue Clearwater no pudo evitar acercarse y rodear a la vampiresa frente a ella con sus menudos brazos. Sus ojos estaban abiertos con sorpresa ante la imagen frente a ella.

— ¿Cómo? ¿Cómo es...

— Larga historia, supongo—concluyó.

Sue pareció darse cuenta de algo antes de invitar a los presentes a pasar.

— Pasa, por Dios, pasa, pasa, está en el salón.

Xanthe avanzó con lentitud, el suave olor de la chimenea llegó a su nariz y un sentimiento de familiaridad la hizo calmarse; el interior de la casa estaba prácticamente igual a cuando se fue, pocas cosas habían cambiado y la foto de una Xanthe de niña y su padre se había movido de sitio para colocarse junto a la entrada, a la vista de todos.

En un único sofá se situaba un hombre de canoso cabello y delgada complexión que observaba tranquilamente la televisión. Las arrugas se habían instalado por todo su apuesto rostro, y las bolsas bajo sus ojos le daban una apariencia aún más cansada. El programa en el televisor era un viejo programa de casos policiales, algo que hizo sonreír a la recién llegada.

Sue avanzó junto a ella y llamó el nombre de su padre. El hombre detuvo sus acciones y giró su rostro en dirección de la voz.

Frente al viejo hombre se alzaba una joven y pálida figura de oscuro cabello negro y rojizos ojos que lo miraban con cierto temor y timidez. Sus manos estaban cruzadas delante de su estómago mientras miraba directamente en su dirección. Charlie Swan abrió la boca en un atisbo de decir algo, más cuando fue a pronunciar una sílaba rápidamente calló y se levantó del sofá. Tomó su fiel bastón en mano y con pasos dudosos de acercó a la imagen que él creía que era un espejismo.

Xanthe se sintió nerviosa cuando el hombre estuvo cara a cara con ella. Charlie seguía siendo más alto.

— Hola, papá.

El viejo hombre sintió sus ojos arder y poco después su arrugado rostro estaba siendo bañado por las saladas lágrimas que brotaban de éstos. El bastón cayó al suelo y sus cálidos brazos rodearon el helado cuerpo de su hija, de su pequeña niña que durante tanto tiempo creyó que había perdido.

Charlie estaba abrazando a su pequeña Xanthe nuevamente.

— Mi pequeña—la ronca voz hizo eco en sus oídos, Xanthe reaccionó y abrazó con suavidad al hombre.

— Siento no haber podido venir antes, había cosas que debía resolver antes de encontrarme contigo.

El hombre se separó de golpe de la joven y su rostro se contrajo en una mueca de enfado.

— ¡Tonterías! ¡Eso no importa! Estás aquí frente a mi, déjate de disculpas—Charlie tomó los hombros de la pelinegra y la zarandeó con alegría—. ¡Mi niña está viva!

La voz de Keon se escuchó detrás de ella:— En teoría no.

Xanthe movió su pierna hacia atrás y pateó la rodilla del castaño. El vampiro se quejó, más no dijo nada más.

DESIRES; edward cullenWhere stories live. Discover now