Las manos ardientes y firmes de Harry me ayudan a levantarme, nos dirigimos a la salida, es hora de inspeccionar el lugar hasta dar con "Ella". ¿Por qué una mujer encerraría a otras mujeres desnudas en jaulas? Solo por ese dato entendía que era un hombre perverso, pero creo que me da más desconfianza saber que es una mujer. Mientras cruzamos el pasillo dirijo una mirada por el rabillo del ojo a las demás puertas, imaginándome qué esconden detrás de ellas, si la única que vi era horrible no puedo pensar qué otras atrocidades planean en el resto.

Intentamos no pisar los cadáveres cuando avanzamos, aunque a mi compañero le da igual incluso pisotea alguna cabeza mientras se ríe. Esos dientes blancos, sus hoyuelos marcados, podría jurar que es tierno verle así, excepto por el motivo por el que lo hace. Por fin llegamos a la escalera, en la primera planta no hay nada, ni pasillo, ni habitaciones, solo es un paso hasta la siguiente subida. Aquí ya es el final, tres plantas en total, una que tan solo sirve para conectar pero esta última se parece a la primera, solo que en vez de caminar de izquierda a derecha, caminas desde la derecha hasta la izquierda que es donde termina el pasillo. Los trabajadores de Zayn se adelantan casi trotando, sin apartar las armas de su cara, apuntando al frente, luego Harry les sigue de cerca y yo detrás poniendo mis sentidos en cada cosa nueva que veo al entrar en el pasillo.

Oigo una ráfaga, un tintineo, algo metálico y sorpresa, una flecha atraviesa desde mi espalda hasta el abdomen, abro los ojos mirando lo ocurrido pero sin tocar nada, me siento anclada a ella y es porque literalmente me ha atravesado. No he gemido, ningún ruido ha salido de mi boca, solo quedo pálida ante el ardor que comienza a formarse en mi estómago. La sangre sale con lentitud, es un pequeño agujero casi letal, cuando puedo coger aire y ver gotas rojas caer en el suelo es ahí cuando siento salir de mi garganta:

- Harry.

Es un suspiro, un susurro, una alerta, una advertencia, es piedad, temor, compasión, auxilio. Es todo lo que me pasa por la cabeza cuando me entran escalofríos, siento mi cuerpo helado, la cabeza bombardea pero creo que no puedo describir su cara de asombro cuando se gira y mi cuerpo convulsiona soltando sangre por la boca. Jamás había visto esa expresión en él, una que no fuera arrogante o irritada, al contrario, parecía asustado, inesperado, corre hacia mí evitando resbalar en la cercanía. Ordena a los guardias que continúen y consigan atrapar a la responsable, o al menos sacar de ahí a la hermana de Zayn. Miro de nuevo al suelo, la sangre oculta algo bajo mis pies, una cruz exacta con un poco de sobresaliente, entiendo que eso activó el sistema.

- Movimiento... -Repetí las palabras de aquella chica, sonrío con pereza, apenas me acabo de dar cuenta lo que significa-. Un pie -Harry mira ahora lo que señalo, también lo ha notado-. Y boom.

- Al menos sabemos que no ha mentido -Sus manos son torpes intentando hallar la manera de tocarme sin rajarme más, fuerza una sonrisa para hacerme entender que no le interesa en absoluto lo que me pase, pero es demasiado poco creíble-. Te... Voy a sacar la flecha, y va a doler.

- Contaba con ello.

Es un momento delicado, crucial en mi vida pero parece reunir toda la calma que hay dentro de él para agarrar mis manos con las suyas, tiemblo ante la inestabilidad, forma un triángulo con ellas y las coloca alrededor de la flecha, con las de él todavía arriba.

- Presiona, tengo que sacarla hacia atrás, por donde entró, está atada a la pared con una cadena metálica -Asiento tan rápido como puedo, muestro una mueca desagradable al presionar en mi abdomen.

Un chorro vuelve a salir de mi boca cuando Harry mueve la flecha dentro de mí, al principio lo hace despacio, siento la punta del arma romperme en el interior, gimo por el dolor que ahora sí me inunda y eso le basta para tirar rápido y sacarla completamente. Me fallan las rodillas, caigo sobre ellas escupiendo lo último que queda de ahí, el moreno se apresura a sacarse la camiseta, la rompe en varios trozos y me rodea con ella toda la zona, en mi espalda la anuda con fuerza, tanta que me corta la respiración. Mantengo la cabeza agachada pero al colocarse frente a mí a mi altura veo sus tatuajes, esa mariposa bajo su pecho, las golondrinas en las clavículas, me pregunto qué serán para él. Ahora que veo su brazo completo también noto la manga tatuada, quisiera preguntarle por cada uno, pero creo que me estoy muriendo y apenas puedo hablar.

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