Capítulo 4

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CAPÍTULO 4

(Conan Gray/ Heather)

Carla me miró con una ceja enarcada, ignorando lo que Beck estaba diciéndole. Y, bueno, Beck estaba lo suficientemente borracha como para seguir hablando e ignorar que la estaba ignorando.

―Tienes los ojos rojos ―repitió como si yo no la hubiese escuchado, entrecerrando lo suyos.

―¿Algún problema?

Y seguí comiendo como si nada bajo la atenta mirada de Carla. La que luego de unos segundos mirándome, se giró hacía papá para comentarle algo sobre que no esperaba que Jen viniera. La verdad es que no seguí prestándole atención a la cena ni a lo que me decía Beck ―simplemente le respondía con monosílabos o mierdas así―.

Hasta que llegó la hora de los regalos. ¡Que emoción!

Y bueno... Isabella no había bajado más. Supuse que estaría hablando con su familia.

―Venga, An, dale el regalo a Ik.

Mi hermana pequeña caminó lentamente hacía mí con una pequeña caja entre las manos. Se le veía un poco feliz y triste. Sin embargo, justo cuando me lo iba a entregar un fuerte golpe en la parte de arriba llenó el silencio del salón.

Carla se levantó de inmediato del sofá, dejando su copa de lado corrió a las escaleras con cuidado de no tropezarse con los tacones que llevaba.

Fruncí el ceño, debatiéndome de si ir a mirar o no.

¿Y si Isabella se había caído o algo? ¿Y si le había pasado algo?

Mierda.

Pero ella se había ido cuando...

A la mierda.

Aparté a Beck con suavidad y atravesé el salón, apretando la mandíbula.

―¿Hay alguien arriba? ―escuché que le preguntó Jen a Beck, pero simplemente las ignoré y subí las escaleras.

Apenas llegué al pasillo y vi la puerta de mi habitación abierta, supe que algo había pasado. Y lo confirmé cuando entré a ella y Carla le estaba dando aire en la cara a Isabella ―mientras ella estaba acostada― y batallaba para mantener los ojos abiertos.

―Joder, Bella, te dije que debías tomarte esa mierda y... mira como te has puesto, tía... ―le susurraba mi hermana―, ¿ha sido por ella, cierto?

―S-solo... necesito dormir...

―De eso nada. Iremos al hospital. Llevas...

―C-cállate ―la cortó ella, mirándome por sobre el hombro de Carla.

Tenía las mejillas empapadas de lágrimas y el labio inferior le temblaba. Estaba un poco pálida y temblaba bastante.

―Vete, p-por favor... ―dijo en voz baja, intentando llevarse la mano a la cara para cubrirse.

Ah, estaba desnuda.

Sin embargo, no me apetecía mirarle el cuerpo y detallar lo lindo que era. Solo podía mirar su cara pálida y contraída por las lágrimas y el miedo. Una ola de algo que no descifré me hizo dar un paso hacía delante y apartar a Carla con poco cuidado.

―Déjanos solos ―mascullé, cogiendo la muñeca de Isabella.

―¿Qué? ¿Estás loco? No. Claro que no ―me miró al instante, intentando apartarme.

―Vete, Carla.

―No me iré, es mi amiga y...

―Cállate y vete ―la miré fríamente por sobre mi hombro.

Iker Henterman (En edición)Where stories live. Discover now