Capítulo 52 - Sin miedo a vivir

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— ¿Cómo dices?

Una sonrisa enorme florece en mis labios, calidez se asienta en mi pecho y emoción burbujea en mi vientre.

— National Geographic me ofreció una oportunidad única —vuelvo a sonreír, tomando una gran bocanada de aire —. Cuando leí la propuesta algo se sintió correcto, esperanzador. Se sintió inefable —sonríe —. Me voy en un par de semanas a un viaje excepcional —felicidad revolotea dentro de mi pecho —. Si él quiere hablar algo conmigo, deberá ser inmediatamente a nuestro regreso a casa, de lo contrario, deberá esperar un año entero, y tengo la sensación de que él no llegará a tiempo.

Algo brilla en los ojos de Terin, orgullo, esperanza y tranquilidad.

Ella asiente, me abraza, yo le devuelvo el abrazo. Lorelie y Elisee me sonríen, también orgullosas de mi reacción.

Ayer, cuando lloré hasta quedarme dormida, decidí que era tiempo de avanzar, que era tiempo de dejar el pasado en el pasado; de atesorar los hermosos recuerdos, de vivir el presente y construir un futuro.

Lo que Gabriel y yo tuvimos siempre será especial, y nada ni nadie va a quitarme eso.

Siempre tendré presente cada instante con una sonrisa en los labios, con el corazón a tope y con la clara convicción de que su recuerdo no me dolerá más.

Él se ha ido, y es tiempo de que yo siga adelante.

— La historia está incompleta —las tres retienen la respiración —, y tal vez siempre lo esté, pero por ahora, puedo rellenar ciertos agujeros en ella para que quede ustedes conozcan lo hermosa que fue.

Sonrío mientras los recuerdos que antes me dejaban fuera de combate se reproducen en mi mente. Imagen tras imagen se proyectan en mi memoria, sin embargo, en esta ocasión la frustración, la terrible angustia, el desespero y el dolor han sido reemplazados por calidez, cariño y amor.

— Esta historia tiene un comienzo y solo eso, pues aún me falta mucho por recorrer —Lorelie y Elisse toman asiento frente a nosotras —. Esta es la historia de cómo todo comenzó. Las llevaré a un pequeño recorrido en mi vida, a mi pasado, más concretamente al momento exacto en que el amor, literalmente, me arrolló. Gabriel llegó como una brisa fresca a mi vida, y así como llegó, también se fue.

Podría mentir diciendo que la razón por la cual se fue aquel día era porque no me quería; pero sé que no fue así.

Podría mentir diciendo que excuso su conducta, su silencio, su ausencia. Su falta de tacto, de valentía; pero no lo hago y nunca lo haré.

Podría mentir y vivir en esa mentira, evitando a toda costa la verdad, pero no es lo que yo quiero, no es lo que necesito, y definitivamente no es lo que merezco.

Creí que, al venir aquí, encontraría algunas respuestas en los rincones de la Abadía, en los recuerdos de aquel día. En las personas, en las memorias; la verdad es que me engañé y de qué manera, pues yo misma sembré la idea de que las respuestas llegarían igual que las preguntas que se acumularon en mi interior a lo largo de este año; yo misma me mentí, era consiente de que la única razón por la cual había vuelto a este lugar fue porque sabía perfectamente que él no estaría aquí. Nuevamente estaba huyendo de él.

Deliberadamente estaba buscando en el sitio equivocado, ya que la única persona capaz de dármelas había huido aquella tarde, y nunca volvió la vista atrás.

Él no me buscó cuando más lo deseaba; yo pretendí buscarlo, deseando no encontrarlo.

Hoy, en este preciso momento sé que aquellas respuestas ya no forjan mi camino, ya no me guían en dirección contraria. Aquellas respuestas ya no me atemorizan, tal vez porque siempre las tuve, y no quise verlas.

Sam #PGP2021Where stories live. Discover now