Capítulo Dos

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Volterra

Narrador en tercera persona

Los tres reyes se sentaron en la sala de trono leyendo. Mantuvieron un pensamiento atentos a la sensación de picazón en la garganta. No les pertenecía, lo que significaba que les pertenecía a su pareja.

Les preocupó intensamente ya que parecía ceder por completo. Hace tres meses, los antiguos reyes sintieron que su compañera cambiaba y todos estaban enfadados porque no podían estar con ella. Empezaron a buscar poco después pero sin suerte.

Caius gruñó en vos baja -Si tan solo pudiéramos encontrarla, entonces no tendría tanta hambre.-

Marcus estaba ocupado mirando el hilo de plata que lo ataba a él, sus hermanos y a su pareja, la cuerda se envolvió alrededor de los tres reyes y se estiró en el aire ya que aún no la habían conocido.

Aro suspiró -Lo sé hermano, pero parece que tendremos que tener más paciencia- Se escuchó un golpe en las puertas de salón del trono. -Adelante.-

Jane, Alec y Félix entraron, Jane se paró frente a Aro. ¿Cuál es su orden con respecto a los recién nacidos en Seattle Masters?-

Aro dejó el libro que había estado leyendo sobre la mesa -Obsérvelos hasta nuevo aviso.-

Jane asintió -Si maestro Aro- Salieron de la habitación. Caius suspiró en silencio cuando el constante hambre ardiente de su pareja finalmente se calmó un poco -Tenemos que encontrarla.-

Seattle 

Narra Will

-Levántate, nos vamos-

La voz de Riley me sobresaltó un poco y me puso también un tanto ansiosa, Bree y Diego no habían regresado. Todos gimieron pero hicieron lo que se les dijo, sin querer arriesgarse a la ira de Riley. Me arriesgo a echarle un vistazo a Fred y verlo ya mirándome

-¿Puedo quedarme contigo?- pregunto en voz baja y obtengo un asentimiento a cambio.

Cojo el viejo bolso que había estado cargando los tres meses de mi vida inmortal, metí mis dibujos recientes en él y seguí a Fred afuera, no sin antes tomar uno de los libros de Bree que aún no había terminado. Una vez que todos estuvieron fuera, Riley no perdió tiempo en prenderle fuego a la casa. Lancé una última mirada a la casa antes de seguir a Riley mientras nos conducía a nuestra nueva casa.

Raoul intentó mirarme pero tuvo que apartar la mirada cuando el disgusto de Fred le golpeó.

Llegamos a la nueva casa después de correr casi toda la noche y sentí alivio de poder escondernos del sol que pronto saldría. Kirstie entró primero con su pandilla antes de que Raoul entrara con la suya, los que no pertenecían a ninguno de ellos entraron después dejándome con Fred y Riley.

Riley me miró porque no estaba lo suficientemente cerca de Fred para que él pudiera cubrirme.

-¿Will?- Mantengo la distancia, no tengo ganas de arriesgarme a que me arranquen un brazo. Asiento levemente -¿Si?-

Me estudia por un momento -¿Dónde están tu amiguita y Diego?- Me encojo de hombros, todavía asegurándome de que haya una buena distancia entre nosotros -No sé, volví de cazar antes que ellos.-

Riley apretó los dientes y pasó junto a mi sin decir nada, miro a mi alrededor buscando  a Fred solo para verlo en la puerta. Rápidamente lo sigo al sótano, movió un sofá un poco de la pared creando espacio para mi y Bree, se sentó en un sofá acomodándolo a su gusto, ya que nadie excepto yo y Bree se acercan a él. Me escondo detrás del sofá y saco mi libro para leer.

Después de unas horas escuche a Roaul comenzar una pelea con un vampiro de cuatro meses, realmente no presto atención a lo que dicen, hasta que escucho el sonido de un cuerpo siendo destrozado. Hago una mueca y echo un vistazo por encima del respaldo del sofá justo cuando Kevin incendia el cuerpo en llamas.

Frunzo el ceño cuando veo Raoul todavía tratando de mirar en la dirección que sabía que estaba, sin embargo no busca por mucho tiempo y en silencio agradezco a Dios por el regalo de Fred. Termino hundiéndome detrás del sofá de nuevo y trato de concentrarme en el libro de nuevo, después de un tiempo lo termino y lo dejo en silencio junto a Fred. En lugar de leer cualquier cosa, miro mis dibujos como una forma de pasar el tiempo.

En los tres meses que había existido, había logrado pintar a todos los del aquelarre al menos mil veces, incluso a los que habían sido destrozados y quemados. Se me escapa un suspiro cuando me doy cuenta de que tendré que conseguir otro bolso para que entren más dibujos.

Después de unas horas vuelve a anochecer y suena una puerta de la casa -¿Estáis tratando de deshaceros de mi perdedores-'-

-Oh, mira, Diego está vivo- Kevin murmura.

Mirando hacia arriba desde detrás del sofá, veo a Bree deslizarse por la puerta, rápidamente se desliza conmigo detrás del sofá. -No gracias a ti, me llevó casi toda la noche limpiar tu desorden. Casi era el amanecer cuando terminé, tuve que sentarme en una cueva llena de agua todo el día.-

Frunzo el ceño antes de darme cuenta de que intencionalmente se saltó la parte en la que él y Bree fueron a una tienda -Entonces ve a chismorrear con Riley. ¿A quién le importa?-

-Veo que la niña también lo hizo- La voz de Raoul salió de su lugar, veo a Bree estremecerse.

Diego se encoge de hombros -Sí, ella me siguió-

-Bueno, ¿no eres el héroe del día?- Raoul dijo con extrema cantidad de sarcasmo.

-No obtenemos puntos extra por ser idiotas-

Raoul se puso de pie -Interesante actitud tienes Diego, crees que le gustas tanto a Riley que le importará si te mato. Bueno, creo que estás equivocado. Pero bueno, esta noche ya cree que estás muerto- Kevin y el idiota rubio se levantaron para ayudar a Raoul.

Bree se tensó haciéndome preguntarme qué habían estado haciendo en realidad todo el día -¿De verdad tienes tanto miedo de pelear conmigo solo? Típico- Diego sonaba tranquilo.

Raoul resopló -¿Eso realmente funciona en las películas? ¿Por qué pelearía contigo solo? No estoy interesado en conquistarte, solo quiero acabar contigo- Suspiro, a este tipo le gusta mucho el sonido de su propia voz -Pero no todos necesitas ayudarte, estos dos tipos se ocuparán del único testigo de tu desafortunada supervivencia Pequeña-señorita-como-se-llame-

Me congelo y muestro los dientes incluso si no pueden verlo, y gruño quemadamente. Me cae bien Bree y un idiota como él no me la va a quitar, una repentina oleada de disgusto me golpeó enviándome al suelo en un intento de escapar. Escucho gruñidos y siseos de disgusto cuando las puertas se cierran de golpe y casi todos salen de la habitación.

Siento como me hacen retroceder lentamente y por primera vez escucho a Fred hablar -Mantenerla agachada- Bree se acomoda de espaldas al sofá y yo también me siento lentamente- Lo siento-

Bree encuentra su voz de nuevo- No necesitas disculparte, gracias- Bree abre su bolso y saca papel para mi y libros para ella. Le doy una sonrisa de agradecimiento y empiezo a pintar.

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Recién nacidaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora