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❝CAPÍTULO 7: PRETENSIONES❞

Por la mañana, Harry leía los mensajes del omega con algo de diversión. No tenía que preocuparse por el tiempo, antes de que acabara la semana ganaría la apuesta que el chico tan torpemente había iniciado. Sabía que acabaría cometiendo otra torpeza y al final revelaría su identidad él mismo. La sonrisa que se dibujó en su rostro no fue ignorada por su madre, la cual pensó se trataba de alguna pareja nueva o alguna foto graciosa. Se decantaba más por la primera opción.

Sin embargo su felicidad duró poco. Cuando llegó a la universidad, recordó el principal motivo de su disgusto. Emma no saldría impune después de haber esparcido el rumor de que ellos habían vuelto a ser pareja, idea que no entendía de dónde había salido. En ningún momento tras la ruptura había vuelto a entablar conversación con ella.

Aparcó cerca de la facultad, siendo incordiado por Niall en cuanto puso un pie en la acera.

—¿Es cierto? ¿Has vuelto con Emma? Dime que no lo es. Los cinco meses que estuvisteis juntos fueron los más largos de mi vida, no creo que pueda aguantar eso otra vez.

Harry suspiró. Imaginaba esa reacción, aunque pensaba que al menos le daría algo de tiempo para solucionar el asunto antes de tener que recibirlo así.

—No hemos vuelto. No sé por qué va diciendo eso por ahí pero voy a dejarle en claro que no quiero nada con ella. Nunca más. ¿Sabes dónde está?

—Qué alivio —Niall dijo teatralmente, acercando una mano a su pecho—. La he visto cerca de la puerta, justo en las escaleras.

—Gracias.

Un paso alejado, Niall preguntó inconscientemente:

—¿Qué le vas a decir?

—Que se case conmigo —dijo irónico—. Joder Niall, ¿tú qué crees que le voy a decir?

Se fue de allí, dejando a su amigo con su contraargumento en la boca y una mueca torcida. Debía entenderlo. Ese día no necesitaba más excusas para enfadarse, bastante tenía con Emma y su falsa relación.

Vio a la alfa en el lugar que Niall le había indicado, por lo que se posicionó tras ella dispuesto a dejarle las cosas claras. Emma se adelantó.

—Harry ya has llegado.

Ella quiso acercarse y saludarlo con un beso en los labios, pero Harry lo impidió en seguida.

—¿Puedes explicarme por qué vas diciendo por la universidad que hemos vuelto? —fue directo, no queriendo perder el tiempo en detalles sin importancia.

—Porque lo hemos hecho —mencionó firme, sin ningún titubeo, envuelta en el aura de seguridad en la que fue educada—. Me mandaste un mensaje tan desesperado que no supe decirte que no.

—Ven conmigo —dijo al notar la mirada de varios alumnos sobre ellos. No permitiría que su vida privada fuera exhibida frente a todos los estudiantes más de lo que ya lo había sido, por ello arrastró a Emma a un rincón en el que nadie pudiera molestar. Ella se dejó guiar sin problema.

—No sé de qué estás hablando pero nosotros no hemos vuelto.

—¿Cómo puedes negar lo que es evidente? Me dijiste que volviéramos a estar juntos y yo acepté. Aquí está la prueba —dijo Emma, mostrando un mensaje en su móvil en el que Harry le decía cuánto la echaba de menos y lo feliz que sería de ser su novio otra vez. Obviamente, él no lo había enviado. No soportaba estar con Emma, jamás le pediría volver a tener una relación amorosa, ni siquiera amistosa.

Le arrebató el aparato analizando cada detalle, descubriendo aquello que más le fascinó y confundió a la vez: no era su número el que había mandado ese mensaje.

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