15 - La Flor del Amor

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Narciso.

— ¿Qué mierda estaba pensando cuando quise hacer eso?

Todo me daba vueltas a pesar de no haber bebido. Pero como tal, sentía que había hasta perdido la conciencia por lo que pude haber hecho.

Solo estoy confundido, es todo. Félix ha sido muy amable conmigo. Supongo que le estoy agradecido. Pero eso no significa que yo me haya atrevido a... ¡Ahg! Debo dejar de pensar en eso. Eso no pasó, eso no pasó.

Yo... Yo no puedo pensar en eso. No le puedo dar importancia a este asunto.

El fin de semana pasó muy rápido y ya me tocó ir a la universidad. En todo este tiempo no le escribí a Félix. Recibí algunos mensajes de él pero no contesté ninguno. También de Fátima para preguntar cómo estaba y enviar algunos apuntes que tenía de las materias que veo.

Estaba tan concentrado en no encontrarme con ninguno de ellos. Que casi no ponía cuidado a nadie más. Me sentía miserable al hacer siempre lo mismo. Huir... ¿Por qué? ¿A qué le temía?

Hola, pequeño Narciso. - Dijo una voz amable que se acercó por un lado.

Tan distraído me encontraba que ni siquiera la noté.

¿Estarás muy ocupado luego del almuerzo? — Dijo sentándose a mi lado.

— Iré a casa luego de terminar. — Respondí tajante.

- Me preguntaba si te gustaría echarme una mano con unas flores que compré, estoy segura que serán ellas las que le den el toque al club de jardinería. Estamos en esa temporada perfecta.

- Bueno, yo...

— Anímate. Dicen que al plantar una flor entierras tus preocupaciones. Quizá la flor se compadezca de nosotros.

Desde un principio Ana me pareció buena persona. Era de las que sabía cómo expresarse. Quizá parecía muy tonto aquello de enterrar los problemas, pero entre ir a casa, enfrentar mis problemas o encontrarme con Félix... tal vez ir al club de jardinería era la mejor opción.

La acompañé un poco confundido. Pues una sonrisa culposa se escondía en su rostro.

El club de jardinería se encargaba de todas las flores que adornaban el jardín principal. Félix me comentó cuán cuidadosas eran "Las flores en primavera" como se hacían llamar.

Ahora que lo pienso. Gracias a Félix conozco muchos lugares geniales de la universidad. Si fuera por mi cuenta, solamente conocería la biblioteca.

Desde un principio Félix se ha mostrado amable conmigo. Pero no puede culparme por actuar como lo he hecho hasta ahora. Sin embargo, este incidente. Lo que estuve por hacer. No creo que esté bien visto. Quizá si hubiera continuado, ahora sería visto como el bicho raro. Actuando así tan repentinamente, y sin siquiera preguntar.

— ¿Estás escuchando?

— Disculpa, suelo divagar mucho conmigo mismo.

— No pasa nada, todos lo hacemos de vez en cuando.

No tardamos en llegar al salón del club de jardinería, mientras Ana me señalaba las diversas flores. Se notaba que sabía demasiado sobre ellas. Y era evidente la emoción que tenía al hacerlo.

Al llegar los otras miembros del club prontamente me dieron la bienvenida.

— ¡Pequeño Narciso! Que bueno tenerte por aquí, florecilla.

— Un Narciso hermoso que no deja que otros le contemplen.

— Pero es tan esquivo, Hernán le llama el Narciso amargado.

Historias de un NarcisoWhere stories live. Discover now