1 - Un Narciso Malhumorado

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"Así como ese crío que se alzó entre los grandes". - Cigol, en Dinastías Peculiares.

Es la frase preferida de Narciso, un joven recatado, pero de un universo de imaginación.

De tanto que él piensa, uno diría que se pierde entre sus ideas, algunos podrían considerar que es distraído. Pero a la edad de 17 años, a su parecer, tiene conceptos claros de la vida. Tal vez no sea el mejor para poner en práctica lo que quiere, pero eso no impide que no pueda imaginarlo.

Narciso.

Es mi primer día universitario, quizá debería embargarme una especie de emoción al iniciar una etapa tan decisiva para mi vida, pero en este momento no siento nada particular. No es que esté aburrido ni nada por el estilo, considero que la primera clase que vi fue muy entretenida; hasta era muy agradable el avezado anciano que tengo por profesor, su manera de tratar a sus estudiantes demuestra su profesionalismo.

Por otra parte, me agrada el estilo arquitectónico que tiene la facultad de psicología, es una especie de solemnidad griega con columnas de orden jónico, pero a la vez se entremezcla muy bien algún tipo de modernidad relativamente contrastada. A mi parecer, se ve como un templo para la sabiduría, que, para llegar, atraviesas prados tan verdes y con una pulcritud maravillosa.

Pero heme aquí, de nuevo perdido en mis pensamientos, quizá debería prestar atención a las diapositivas tan bien elaboradas, pero con poca información; es gracioso, la segunda clase busca llamar la atención de sus estudiantes, pero cuando la tiene, la verdad es que no ofrece nada interesante. Me recuerda algo...

Pero ¿quién puede culparme de querer meditar sobre todos estos aspectos? Desde que tengo uso de razón he empezado a analizar cualquier cosa que me rodea, a veces encuentro las situaciones tan aburridas, que no son objeto siquiera de algo que pudiera ser de útil concentración.

Al estilo del más estricto filósofo, indago sobre lo que es políticamente correcto y sobre el proceder de las personas. Así como lo hizo Madame V., la dama extranjera de la historia de los moralistas, al querer ver una sociedad ejemplar; pero a la vez con el aire egoísta de la condesa de Lietoem, la noble advenediza amiga de la anterior, cuando usa alguna artimaña para sus cometidos. De este modo evito cualquier acto fuera de mis ideales, y me obstina la terquedad de terceros al ejecutar sus ideas poco productivas.

Se podría decir que soy una persona diferente a lo que debería. Mi nombre es Narciso, y soy tan poco narcisista que es hilarante querer darme personalidad a juzgar por mi nombre. Mamá me comentó que eligió el nombre por su historia, esa del hermoso muchacho al que su arrogante actitud lo llevó a su fin, pero que el amor le volvió inmortal entre todos los hombres. No le veo mucha similitud a mí, no es que me desagrade el nombre, pero supongo que no va conmigo.

A mis 17 años he llevado una vida muy común a mi parecer. Eso agregando lo poco dado que se me da entablar una conversación o siquiera socializar con alguien. No es que no quiera, he intentado de muchas maneras incluirme en un entorno, pero cada vez que lo intento, algo sale mal y me invade una sensación de vergüenza. He ahí mi determinación por no depender de lo social, la verdad es que las conversaciones actuales tampoco son de mi agrado. Papá me dice que soy como un viejo prematuro, y se nota que él actúa más "a lo moderno" que yo.

Mis padres incitan a que realice más actividades acordes a mi edad, pero no logro darles a entender que nada de lo que ellos consideren adecuado, podría ser lo que yo quisiera. Es por ello por lo que últimamente han agotado sus recursos y me dejan algún espacio para mí.

"El triángulo de la moral", comenta la profesora. Principalmente formado por los padres, de ello no tengo queja alguna.

Aunque, en el fondo siento que algo falta, pero imagino que son trivialidades que una mente débil podría plantearse.

Historias de un NarcisoWhere stories live. Discover now