10 - Jacintos Salvajes

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Narciso.

Ya han pasado varias semanas desde los acontecimientos que acarreó la impertinencia de Félix. Félix, ¿desde cuándo se me hace tan natural tutearlo? Bueno, esa insistencia no es para menos. Sigo pensando en él como un chico confundido que solo siente lástima por mí. Al menos el gorila de su amigo ha calmado sus impulsos; sigue siendo despectivo pero igual me la paso bien provocándolo. Fátima ha sido de gran ayuda en los parciales finales, y sabe la metodología de cada uno de los profesores de la facultad de psicología.

En general la he pasado mejor de lo que pensaba, aún me cuesta socializar con mis propios compañeros, no es que me interese pero es necesario en cuanto a trabajo en "equipo" se trata. Preferiría cargar con todo el trabajo y luego anotar el nombre de algún inútil del ambiente de estudio.

Jacinto Pradel, es con quien debo hacer un análisis completo de una lectura, compartir pareceres y escribir un ensayo. Comparado con él, Félix es el más sensato que hay. No me gusta catalogar a nadie más de lo debido, pero Pradel tiende a ser tan arrogante que se puede describir como dice Hernán: Un dolor en el trasero. En fin, tampoco le daré largas a eso, solo terminaré mi responsabilidad y espero no tener nada más que ver con él, ya tengo mucho con Don impertinente.

— Narciso, cariño ¿Puedo entrar?

Se escuchaba la voz de mamá luego de tocar la puerta de mi habitación.

— Claro pasa.

— Disculpa la intromisión. — Decía algo apenada.

Desde hace algún tiempo mamá ha estado dándome el espacio que pedía. Es raro, me acostumbré a compartir la atención con Maxi, pero quería que dejaran de tratarme como a un niño.

— No te preocupes, mamá. Maxi está en su habitación. Dijo que iba a jugar un rato.

— La verdad venía a hablar contigo, Antoine.

Un aire de melancolía se veía en su rostro. Eso me preocupó. Mamá casi nunca me llama Antoine, solo cuando es algo serio.

— ¿Pasa algo? ¿Papá está bien?

— Oh, claro que está bien, cariño.

— No me preocupes ¿Qué pasó?

— Narciso, hace tiempo me he estado preguntando algo y quiero que seas tú el que me lo aclare.

A este punto mis nervios estaban a mil, se me ocurrían millones de cosas sobre las cuales mamá podía preguntarme.

¿Mis notas? Apenas estaba comenzando y ya le dije que iba muy bien.

¿Mi cuarto? Soy la persona más misofóbica que hay. Puedo ver mi reflejo en el piso de mi habitación.

¿Hice algo malo? Ni siquiera me la paso en casa.

¿Maxi? No, no es eso...

¿Mi sexualidad?... ¡Ahg! ¡Qué estrés!

— No es nada de qué preocuparse, cariño. — Decía con una sonrisa mientras acariciaba mi cabello. — Solo me preocupaba saber si socialmente te estaba yendo bien en la universidad. Sé que eres un chico introvertido y eso siempre lo hemos respetado, no hay nada de malo en ser así. Pero las personas no viven de pensamientos propios, Jean. Socializar forma parte de crecer como personas, te da pie a las relaciones que a futuro pueden beneficiarte. Y claro, es lindo cosechar cualquier alegría que una buena amistad te pueda brindar. Con esto no quiero que pienses de más como es usual en ti. Solo quiero que sepas lo satisfactorio que es tener una buena amistad, o al menos compartir intereses y discutir diferentes puntos de vista con alguien. No siempre tendrás la razón, Narciso; y eso es parte de crecer, aprender a reconocer la verdad en las cosas. Solo piénsalo, ¿de acuerdo?

Historias de un NarcisoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt