Uno

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Creo que nunca me había sentado en la oficina de Tyler por tanto tiempo. Una de las principales razones era porque él odiaba venir al hotel y comenzar a jugar su rol de dueño o jefecito supremo, prefería encerrarse a estudiar en la biblioteca de la universidad o simplemente perder el tiempo hablando de cosas que necesitan ejercicio mental. No lo culpaba, a mí tampoco me agradaba venir y comenzar a tomar decisiones cuando alguien me preguntaba “¿Deberíamos proyectar la construcción de otro hotel para fines de marzo?”, o decía: “Necesito su firma para un nuevo presupuesto de personal” “La temporada vacacional ya viene, deberíamos hacer algunos arreglos” Es por eso que evitaba cualquier responsabilidad y les decía que apoyaba al cien por ciento lo que fuera que Tyler decidiera.

Es por eso que me sorprendí cuando Mona, la secretaria que tenía nombre de animal peludo, me llamó para decirme que debía venir al hotel en ese mismo instante. Luego me sorprendí más cuando me dijo que debía ir a la oficina de Tyler y me seguí asombrando cuando efectivamente lo vi sentado al otro lado del escritorio. Al ver su postura estuve segura que no planeaba decirme nada bueno, por lo que necesitaba poner en práctica un bloqueo.

-Antes de que hables.- comencé.-Déjame decirte que amo lo que hiciste con este lugar.- lo halagué con mi mejor sonrisa. Su expresión no varió demasiado, por lo que me vi en la obligación de buscar una excusa que explicará por qué me gustaba tanto la oficina.-Oh, bueno...- dije buscando por los alrededores tratando de encontrar algo que en verdad pareciera haber sido elegido por él. Pero la oficina era algo así como un lugar estándar de reunión, sin nada excepcional. O eso creí hasta que vi...-Me refiero a este hermoso florero, es nuevo ¿no? Me encanta.- dije sonriendo.-Aunque quizás deberías ponerle unas flores.- reflexioné.

-Laila, esto es un vaso.- dijo tomando el “florero”.-Cómo sea, hablaré antes de que sigas tratando de desviar mi atención.-

-Juro que fue un accidente.- me precipité a decir.-Ni siquiera iba demasiado rápido, fue culpa de ese pollo que se me atravesó.- “Maldito pollo” pensé para mis adentros.-Además el auto no quedó tan mal, sólo hay que restregarle un poco el polvo y arreglar el capó y comprarle vidrios nuevos, quizás pintarlo... Lo más importante es que estoy viva, ¿cierto?.- sonreí ocultando el nerviosismo.

Vi una contenida mirada de sorpresa y horror expandirse por su rostro, y en ese momento supe que hablé demás. Luego de mi pequeño accidente me había asegurado de que absolutamente nadie más que West, el mecánico y yo nos enteráramos de eso, por lo que Tyler no tendría forma de haberse enterado. Bueno, hasta ahora.

-¿Tuviste un accidente de tráfico?.- preguntó apoyándose sobre el escritorio.

-Podríamos decir que sí.- balbuceé haciéndome la loca.

-¿Cuándo, Laila?.- exigió.-¿Por qué nadie me llamó? ¿Y si te hubiera pasado algo?.- él estaba a punto de tener un colapso, lo sabía.

-Relájate, estoy entera.- dije sin mayor preocupación.-El único herido fue el auto, y ya verás cómo eso se soluciona.-

Di la conversación por terminada y procedí a levantarme del asiento de piel en el que me hallaba sentada, de paso me estiré un poco la falda y le sonreí con toda la seguridad del mundo para que entendiera que un simple choque no era suficiente para destruirme. Bueno, quizás me habían quedado unos insignificantes moretones y rasguños, y puede que talvez sintiera cierto pánico al estar frente a un volante... pero fuera de eso, estaba perfectamente bien.

-No te llamé para hablar de eso.- me detuvo.-Te llamé para hablar de esto.- y con eso abrió un cajón del escritorio y sacó unas cuantas hojas de papel.

DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora