Capitulo treinta y cuatro

23K 1.6K 83
                                    

Notas de una tragedia anunciada

-¡¿Cómo que te casas?!

El grito de Naamah reverberó por las cuatro paredes de la habitación y Araziel estuvo tentado de taparse los oídos. La diablesa dejó la taza de porcelana sobre el platillo que estaba sobre la mesa de forma brusca y Marduk le dedicó una mirada enfurruñada por no tener cuidado. Sería un pecado que alguna de aquellas valiosas tazas se hiciese añicos. Personalmente a Araziel le daba igual.

- ¿Acaso te parece tan extraño? Te dije hace poco que pretendía a una muchacha humana.

- Si pero jamás imaginé que la cosa cogiese este tipo de magnitud. - La diablesa se pasó la mano por su indomable cabello pelirrojo -. Yo pensaba que solo era una aventura pasajera o una relación algo duradera a los sumo. No creí que estuvieses tan perdidamente enamorado.

El demonio pasó el comentario por alto y se metió un gran pedazo de tarta en la boca. Aquella reacción era la más normal. ¿ Qué demonio se casaba? Ninguno. Los únicos que hacían algún tipo de ritual eran los ángeles caídos. 

- No sé que decir - murmuró Naamah a modo de disculpa.

- Podría felicitarle señorita - intervino Marduk.

Ella asintió con la cabeza y sonrió a Araziel.

- Felicitaciones.

Araziel asintió y miró por el rabillo del ojo a su mayordomo. Marduk había sido el primero en alegrarse sobremanera y decirle que estaba muy orgulloso de él.

- Tú madre también lo estaría - le dijo lleno de orgullo.

 El señor Satanás se había limitado a palmearle la espalda y sonreírle de forma enigmática antes de darle la enhorabuena con un extraño tono de voz. Por su parte, Jezebeth se limitó a decirle que si no le permitía preparar el pastel de bodas lo descuartizaría. Ahora se lo había confesado a Naamah y aunque sorprendida, la mujer demonio se había alegrado por él. Solo faltaba decírselo a su mejor amigo - porque a su padre y a sus hermanos no se lo diría jamás-. ¿Pero de qué forma se lo tomaría Samael? En aquellos meses nunca le había hablado de Laris. ¿Se sentiría dolido y traicionado como cuando le confesó que no quería ser príncipe?

 - Y dime ¿cuándo será el enlace? Espero estar invitada.

- Será a finales de otoño y por supuesto que estás invitada. De echo por eso te he invitado a tomar chocolate, para pedirte que asistas a mi boda. No son muchas las amistades que tengo y será muy extraño que no asista a la ceremonia ningún familiar mío.

-  Pues será difícil si la boda es por todo lo alto.

Él negó con la cabeza.

- Será una ceremonia sencilla y solo asistirán los familiares más allegados.

Naamah sonrió sintiéndose bien al ser conciente de la gran estima que le tenía. Pero al segundo le cambió la cara y su piel se tornó pálida y su boca hizo una mueca.

- ¿Se lo has dicho ya a Samael?

El joven demonio apartó la mirada y la fijó en sus manos que estaban sobre sus rodillas.

- Aún no. 

- ¿Por qué no?

Los dedos de Araziel apretaron los huesos de sus rodillas y sintió una punzada de dolo. Un dolor que le recordaba lo mal amigo que estaba siendo.

- No me he atrevido - confesó con un hilo de voz.

Se hizo el silencio en la sala. Marduk - a unos metros tras Araziel - miraba con tristeza la espalda de su señor y Naamah apartó la mirada de su amigo apretando los labios.

El castillo de las almas ( Amante demonio I )Where stories live. Discover now