El agarre sobre el cuello de Chantal era cada vez más ajustado y Trocvis la observaba implacable, no estaba dispuesto a dar el brazo a torcer, así como ella tampoco. Kalet los observaba con un poco de ansiedad, los segundos pasaban y Chantal seguía en aquella posición altanera y sin ser realmente consciente de lo que significaba desafiar a esas personas.
—No querrás que tu amada niña sufra por tu insolencia —respondió Trocvis y Kalet observó el rostro de la rubia esperando por alguna reacción, pero ella solo esbozó una sonrisa más grande—. Dime dónde está y no le pasará nada.
—¿Siquiera sabes dónde la escondí? —preguntó haciendo referencia a la niña y Kalet la observó con sorpresa, esa era información que él no conocía, pero se sintió aliviado de que Chantal hubiera ocultado a Amélie—. ¿De verdad creíste que te dejaría destrozarme con tanta facilidad?
Y todo se sumió en un tenso silencio donde la soberbia de Chantal y la prepotencia de Trocvis. Kalet sintió que su misión no había acabado. Debía acabar con ello por completo.
—Puedo encontrar el diario y la investigación —aseguró Kalet interrumpiendo aquel duelo de miradas interminable—. Déjeme a cargo de ello —pidió consiguiendo que el hombre girara el rostro hacia el muñeco, pero sin quitarle los ojos de encima a Chantal—. La conozco mejor que nadie, si hay alguien que puede encontrar lo que ella ocultó, ese soy yo.
—Tienes tres días —ordenó y el hombre que sostenía a Chantal soltó el agarre sobre su cuello, haciendo que la muñeca comenzara a toser entre risas para poder recuperar el oxígeno que le estaba faltando—. Y tú...
—Berenice Beauchamp, lo sé —interrumpió ella, y el hombre negó con una sonrisa fastidiada—. Solo debe mostrarme su patética investigación.
—Cuida tu lenguaje —advirtió acercándose un par de pasos a ella—. No quisiera tener que castigarte —comentó acariciando su brazo con una mano y provocando que todas aquellas imágenes que habían atormentado a Chantal en varias ocasiones desde que había encontrado la entrada a ese lugar volvieron a atormentarla. Se sintió mareada y desestabilizada—, te traerán la información dentro de unos minutos y estarás bajo el cuidado de Colette —anunció señalando a la mujer que lo acompañaba y dejando de tocar a Chantal que sintió cómo el pecho se le comprimía ante aquella sensación.
Trocvis se marchó con el otro hombre, y Colette, la mujer de cabello castaño y expresión severa, se quedó en el cuarto igual que Kalet. La rubia solo la ignoró antes de sentarse en la cama y observar el suelo, negándose a que aquellos dos desconocidos pudieran ver el terror que la había aprisionado por unos breves momentos.
—Déjanos unos momentos a solas —pidió Kalet a la mujer, y ella le dedicó una mirada confusa—. Haz lo que te digo —ordenó.
Colette asintió antes de retirarse de la habitación y Kalet se acercó hasta sentarse a un lado de Chantal y observar el suelo también. Sintieron que otra vez los envolvía aquella incertidumbre que los había acompañado por mucho tiempo en la mansión Toussaint.
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#1.5. El silencio de la muñeca: Orígenes (✔)
Mystery / ThrillerChantal es una muñeca y está viva. Ahora tiene que descubrir por qué. *** Hace ocho años que Chantal está con vida. No recuerda nada sobre su creación, solo sabe que es capaz de convertirse en humana cada vez que lo desea. Tras un pasado tormentoso...