7. Secretos es lo que llevo

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Un ruido molesto interrumpió el sueño de ambos muñecos

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Un ruido molesto interrumpió el sueño de ambos muñecos. Se trataba de un incesante pitido que subía y bajaba su volumen rítmicamente. Kalet gruñó girándose en la cama y empujando a Chantal, quien se quejó y frunció el ceño intentando volver a dormir.

—Chantal, atiende —pidió cubriendo su cabeza con la almohada.

—Atiende tú.

—Estoy durmiendo.

—Yo también estaba durmiendo —puntualizó bostezando.

—Puede ser una emergencia.

La rubia suspiró y encendió la luz para molestar al muñeco y ver dónde se encontraba el teléfono. Cuando lo identificó, descolgó y logró escuchar un sollozo por el auricular que hizo que todos sus sentidos se despertaran de golpe.

—¿Hola?

Chantal... —sollozó Sophie con la voz quebrada—. Lamento la hora... —musitó y la rubia observó que claramente era de madrugada. El reloj marcaba las 03:21 am y no había asomo de luz en la calle—. No quería molestarlos a esta hora.

—Tranquila, Sophie —pidió la muñeca con voz calma—. Dime qué sucede.

Cuando Kalet escuchó el nombre de la maestra, se incorporó inmediatamente para prestar atención a la llamada telefónica que Chantal decidió poner en altavoz.

Sophie tenía el número de ambos y por allí acordaban las cenas y salidas, los paseos con Amélie, y se comentaban las últimas novedades. Sophie llamaba o enviaba mensajes de textos en la mañana o en la tarde, pero jamás de noche. Por esa razón, aquella llamada sonaba tan inusual y alarmante.

Es Claire.

—¿Qué ha pasado con ella?

Se suicidó hace unas horas.

La noticia enmudeció a ambos muñecos haciendo que lo único que se escuchara fueran los sollozos de la joven maestra.

Chantal aclaró su garganta asimilando aquella noticia. Si bien Claire había sido muy dura con Amélie y había cometido muchos homicidios, había sido ella quien había decidido ponerle fin a Charles y su locura. En última instancia, había tomado la decisión correcta y había tenido un poco de la calidez y de la humanidad que poseía antes de corromperse. Desgraciadamente, eso no cambiaba la persona en que se había convertido y cómo había actuado en sus arranques de furia. Claire estaba lejos de ser perdonada, pero su muerte tenía un peso muy importante para ellos.

Kalet saltó de la cama y comenzó a vestirse con rapidez.

—¿Cómo lo sabes? —inquirió la muñeca manteniendo la calma.

Acaban de llamar para que vaya a reconocer su cadáver —explicó con voz angustiada—. Pierre me acompañará, pero Amélie...

—No es buena idea que vaya —se apresuró a decir.

#1.5. El silencio de la muñeca: Orígenes (✔)Where stories live. Discover now