6. Un diario es todo lo que tengo

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Kalet se removía en la cama con fastidio, gemía atormentado y empujaba a Chantal aún dormido

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Kalet se removía en la cama con fastidio, gemía atormentado y empujaba a Chantal aún dormido. Cuando sus sufridos sueños se volvieron insoportables, despertó con un grito que asustó a la rubia y la arrancó de su somnolencia. Kalet tenía la respiración agitada y estaba empapado en sudor mientras observaba sus manos con absoluto terror. Chantal pasó una mano por su rostro, eliminando todo rastro de sueño y observó a su compañero que temblaba de pavor mientras pasaba sus manos por su pecho y sus brazos de forma paranoica.

Chantal frunció el ceño observando su actitud extraña.

—Kalet, todo está bien —susurró con suavidad arrodillándose frente a él, pero el castaño seguía refregando su cuerpo con miedo y asco—. Kalet... —llamó tomando una de sus manos y él atrapó su muñeca con fuerza para alejarla.

La rubia gimió del dolor sacudiendo su brazo para que la soltara, pero él pareció reconocerla y su agarre se suavizó cuando notó el dolor en sus ojos grises. Su respiración seguía agitada y apartó sus ojos de ella, pero no a tiempo suficiente para que ella identificara el dolor que cargaba. Chantal se aproximó y lo envolvió en sus brazos con consuelo.

—Kalet... —murmuró la muñeca preguntándose si era buena idea pedirle explicaciones.

—No pretendía lastimarte —farfulló correspondiendo el abrazo, tranquilizando su respiración—. De verdad, lo siento.

—Lo entiendo —susurró acariciando su espalda y su cabello.

—Fue un sueño horrible —musitó escondiendo su rostro en el cuello de ella—. Estaba en un lugar inundado de agua, oscuro, y muchas manos intentaban atraparme y hundirme hasta el fondo... Casi muero ahogado... Se sentía tan real...

—Pero no lo es, solo fue un sueño —aseguró la muñeca apartándose y tocando su mejilla como la primera vez que lo vio en carne y hueso—. Estás bien, estás conmigo.

—Estoy contigo...

—Todo saldrá bien, Kalet —murmuró sonriendo de lado.

Kalet asintió antes de acortar la distancia y besar sus labios con determinación. Lo necesitaba, necesitaba ese contacto de la muñeca. Chantal correspondió al beso con un suspiro entrecortado y permitió que sus bocas se acariciaran con delicada sincronía. El muñeco parecía mucho más entusiasta mientras acariciaba su cabello dorado y atrapaba su cintura con un brazo.

Chantal lo besaba sintiendo una sensación nueva en sí misma, era como si su corazón de plástico se llenara en calidez y se convirtiera lentamente en tejidos musculares, como si algo nuevo comenzara recorrerla desde lo profundo del plástico, inquietando cada parte de su cuerpo, como un cosquilleo de electricidad, de mariposas, la hiciera ser muy consciente de lo que estaba provocando ese beso con Kalet. Llevaba más de un año siendo solo humana e ignorando su plasticidad, pero jamás se había sentido tan humana como en ese momento.

#1.5. El silencio de la muñeca: Orígenes (✔)Where stories live. Discover now