29) Una sorpresa inesperada.

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29) UNA SORPRESA INESPERADA.

EMILIE.

Casi acabamos muertos.

Nada más arrancar la moto, aunque al principio iba conduciendo a la perfección debido a la preocupación que sentía por Toby, cuando caí en que justamente era yo quien manejaba la moto, me descontrolé. Al hospital llegamos sin ningún rasguño –aparte del disparo de Toby, claro– pero ha sido por pura suerte.

Prefiero definitivamente el coche, y ni eso. ¡Conducir no es lo mío!

—Deberías dormir un poco —me aconseja Toby mientras me observa dar vueltas de un lado a otro de lo preocupada que estoy—. Ya ha amanecido.

Ya le han sacado la bala de la rodilla, pero tiene que estar varios días aquí. Después, irá a rehabilitación. La gente le reconoció enseguida por las noticias y llamaron a sus padres para decirles que su hijo desaparecido por fin había sido encontrado.

Por lo tanto, tengo que dejarle solo porque entre hoy y mañana tengo que ayudar a Mary, descubrir la verdad de lo que pasó con Luke, proteger a mi hermanastro y enterarme de lo que quería decirme Adam.

Podría ser agente secreta. Oh, sí.

—No...—bostezo un poco, me froto un ojo, le miro y me apoyo en la pared—. ¿Dónde estarán los otros?

—¿No puedes llamar a Luke? O a tus otras dos amigas...

Niego con la cabeza.

—¿Por qué?

No puedo ni mirarle debido a la vergüenza que siento ahora mismo. He perdido mi móvil en no sé dónde –creo que en el cementerio–y mi madre me va a tirar de los pelos por irresponsable.

—Eh, Emilie, respóndeme —insiste.

Pero yo no quiero. Al final se calla y suspira, resignado. Disimuladamente, sonrío victoriosa, y cuando me mira silbo sin sonreír, como a quien no le va la cosa. Entonces, se ríe y cabecea.

—Te he visto.

Me encojo de hombros y sonrío. Si me ha visto, ¿qué le voy a hacer?

Le doy la espalda, asomándome a la ventana, y contemplando las afueras del hospital. Tienen un gran jardín lleno de flores y árboles, y cuentan con buenas instalaciones a la hora de la luz. Un camino para no pisar el césped y luego, enfrente, más edificios del hospital totalmente iluminados y modernos.

Estoy pensativa y preocupada por mi mejor amiga, por Luke y por Rose. ¿Cómo les habrá ido... y dónde estarán? La duda de saber si les pasó algo o no me está matando por dentro, y por más que quiera seguir aquí con Toby, vigilando por seguridad, debo irme a Los Ángeles en... esa moto que tanto odio. Bueno, más bien haciendo lo que más odio, porque la moto me encanta.

Aunque fue demasiada casualidad que a Luke no se la robaran tras una semana ahí abandonada en el parking. Creo que, en el fondo, la anciana se encargaba de vigilarla por algún motivo y de que si intentaban robarla, la protegía. Creo. Si de algo estoy segura es que mis teorías no suelen ser muy ciertas. Son, quizá, demasiado exageradas o demasiado buenas para ser la pura realidad.

—Emilie, si tienes que irte hazlo ya. No te demores, que a lo mejor te están esperando.

Giro la cabeza para mirarle y asiento. Me estiro y juego con las llaves de la moto para entretenerme. Le doy un beso en la mejilla y le revuelvo el pelo.

—Tú encárgate de mejorarte, bicho.

Hace la señal de "Ok" con el pulgar y sonrío leve, marchándome y dejándole atrás con temor. Temor de que le pase algo, porque a pesar de que yo hablaba con Luke, Rosette tenía razón cuando le defendió; él es el que peor lo está pasando de todos nosotros.

La llamada del secuestro. (REEDITANDO&RESUBIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora