7)Mary está de los nervios.

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7)MARY ESTÁ DE LOS NERVIOS.

Me despierto sobresaltada, acalorada, con varias gotas de sudor cayéndome por la frente, destapada y jadeando. Si pensé que dormir era lo que necesitaba, estaba equivocada, ya que he tenido una pesadilla. Una de esas pesadillas en la que todo parece real, de esas en las que pueden llegar a darte un paro cardiaco... de esas que a lo mejor te hacen recordar cosas que no querías. Y quizá suene mentirosa cuando diga que esta es la primera pesadilla que me hace sentir como si llevara tiempo vacía, como si un trauma hubiera vuelto a mí sin saber el por qué.

Ya que he soñado con el asesinato de mi padre.

Mi padre ese día no trabajaba, pero aun así quiso ir a su tienda de antigüedades para decidir dónde iba a poner un nuevo jarrón antiguo chino que le había llegado desde ese país. A mi padre le encantaba, y me decía que si no lo lograba vender sería para mí, ya que a mí también me tenía loca ese jarrón. Era muy bonito para ser antiguo. Para cualquier niña de siete años era bonito. Era negro, con la zona del agujero blanca, y flores blancas con alguna zona morada dentro de ella.

Se ofreció llevarme con él tras mi insistencia de verlo con mis propios ojos. Nos lo enseñó gracias a una fotografía e insistí en poder tenerlo enfrente de mis ojos. Al verlo, di saltos de alegría. Mi padre sonrió como un bobo y me dio un beso en la mejilla, de esos que duran demasiado.

Me puse a jugar con mis muñecas en el suelo, debajo de una mesa. Estaba tan metida en el papel, que fingía que había un terremoto y por eso tenía que protegerme, y mientras mi padre me movía la mesa riendo, yo hablaba a través de los muñecos a grito pelado, ya que total, no había nadie.

Al cabo de un rato mi padre me mandó callar porque le habían llamado por teléfono y necesitaba silencio. Sonreí a modo de respuesta y seguí jugando, pero esta vez sin elevar la voz, hablando en susurros, mientras mi padre, por cada minuto que pasaba, alzaba más y más la voz cabreado. Decía cosas sin sentido como "ella es mía" o "no te permitiré que la toques". Incluso llegó a un punto en el que gritó "¡Déjanos en paz, mentiroso!".

Acabó colgando el teléfono y me miró, un tanto alarmado. Me dijo que teníamos que irnos cuanto antes, y le pregunté, sin querer irme, el por qué. Me miró con tal seriedad que supe que, si se enfadaba lo suficiente acabaría castigada durante meses, así que salí de debajo de la mesa.

Cuando íbamos a salir, el timbre que indicaba si alguien entraba o no en la tienda, comenzó a pitar, y mi padre miró a todos lados. Me dijo que me escondiera debajo de la misma mesa de antes. No lo comprendí, pero él me prometió un helado de chocolate si lo hacía. Le hice caso enseguida, porque un helado mueve montañas.

Los gritos no tardaron en llegar. Escuché a mi padre decirle a quien fuera esa persona que la tienda estaba cerrada, pero luego le gritó que qué hacía, ya que al parecer se había colado en la tienda. La puerta de entrada estaba en un punto que no podía ver desde debajo de la mesa, aunque sí que pude ver más o menos a esa persona: Era un hombre que iba entero de blanco.

—¡No te los vas a llevar! —gritaba mi padre a pleno pulmón.

Pero el otro hombre no respondía. Mi padre le atacó y al caer este al suelo pude verle físicamente. Tenía el pelo castaño, unos ojos grandes y negros y una nariz respingona. Cuando sus ojos negros se posaron en los míos, sonrió, y mi padre le dio un puñetazo en plena mandíbula. El hombre le devolvió el golpe con énfasis en pleno estómago y yo me tapé los ojos, asustada.

Estuvieron un rato así. Cada uno se quejaba por cada golpe y se gritaban cosas que no era capaz de captar, pero al final, el hombre cogió un objeto peligroso. Mi padre me gritó que saliese pitando de la tienda y que llamase a alguien, pero no me dio tiempo. Un golpe sonoro me hizo parar, y cuando me giré, el hombre había golpeado a mi padre con el precioso jarrón que tanto nos gustaba. Sangraba por la cabeza y estaba tirado en el suelo, con los ojos cerrados.

La llamada del secuestro. (REEDITANDO&RESUBIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora