6)Definitivamente mis sospechas son ciertas.

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6) DEFINITIVAMENTE MIS SOSPECHAS SON CIERTAS.

En el extraño agujero (como yo lo he apodado) había de todo. Si gateabas con cuidado hasta llegar al fondo, de repente te encontrabas como en una habitación. Era como una buhardilla pero más pequeño todavía. Tenía un colchón en un rincón con sábana y manta, un escritorio y comida. Mucha comida, pero enlatada, junto agua, fanta de naranja, batidos... Lo sorprendente de todo esto era el hecho de estar en la floristería. Este sitio tiene que estar a la altura de la segunda planta, es decir, ¿la señora Son no se ha dado cuenta? A lo mejor sí lo sabe, pero se le ha olvidado. Esa mujer tiene muy mala memoria. Pues muy bien, aunque Mary sabía demasiado respecto este lugar... ¿En la oficina de correos habrá también? La única pega es que se oía a las personas hacer pis... y resultaba asqueroso, pero no tenía que esperar mucho.

Y ahora, que es de noche, puedo bajar sin problemas aunque está todo a oscuras. Saco el móvil y alumbro hacia todos lados hasta que encuentro el pomo de la puerta del baño. Lo giro y salgo.

No sé exactamente lo que quiere que busque Mary. Es muy fácil decir que nos colemos y que busquemos pistas cuando ella se está rascando la barriga sentada en un rincón.

Primero voy al rincón más alejado de la tienda, donde están las margaritas que estaban en la entrada. Empiezo a buscar cualquier cosa que me parezca a mí que pueda ser útil, pero al cabo de un rato, harta de tantas margaritas, me alejo de esa zona. Ahí no hay nada. Voy a la zona donde se encuentra una gran caja blanca (la caja registradora) encima de un mostrador con varias revistas y artículos sobre jardinería, aunque ahí tampoco hay nada.

Al final, cuando registro toda la tienda y no encuentro... nada, me doy por rendida.

A lo mejor Mary se sacó la idea absurda de que había algo aquí por los nervios de que quedan seis días y blablablá. He perdido tiempo muy valioso de mi vida para ayudar a Luke. Podría haber ido a casa de los enemigos de la familia de Mary, por ejemplo, y preguntarle a los padres del chico qué saben al respecto. Podría haber hecho varias cosas más. Más útiles que estar aquí.

Voy hacia una ventana ni muy pequeña ni muy grande que da al callejón. A la señora Son le gusta presumir de sus plantas. Dice que están en buen estado "por la luz artificial" y no sé qué rollo más. La gente opina que debería poner más ventanas porque, a pesar de que tiene el invernadero en la segunda planta, en la primera siempre están las luces encendidas excepto al mediodía, que es cuando entra el sol de lleno por las ventanas que están junto a la puerta. Eso les molesta a veces.

Esta ventana no es como las de la entrada (son las únicas que hay por si aún no quedó claro), no tiene cristal irrompible, ni detector de intrusos, no tiene nada. Cualquiera puede entrar y salir por ahí si se lo propone sin que nadie se dé cuenta. Aunque tiene sentido. ¿Para qué poner sistema antirrobos en una ventana que da a un callejón al que nadie, absolutamente nadie, va? Es una pérdida de tiempo y de dinero. Esta ventana solo tiene la persiana bajada. Con levantarla y abrir la ventana ya estaría fuera, y así lo hago. La levanto con cuidado y no demasiado para que no se dé cuenta de que alguien estuvo aquí (a veces la deja medio levantada), y cuando está donde la quiero, abro la ventana y me meto como puedo para salir.

Lo malo es que cuando voy a pasar las piernas, me quedo atascada. Alguien ha bajado la persiana. No estaba sola.

Es imposible. ¡No vi a nadie!

Pataleo intentando moverme, y con los brazos hago presión contra la pared para salir. Mary me ve a lo lejos y me sonríe confusa como diciéndome, "¿por qué no has subido más la persiana?", pero al ver mi cara horrorizada abre mucho los ojos y corre hacia donde estoy yo.

La llamada del secuestro. (REEDITANDO&RESUBIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora