13) ¿Juicio?

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13) ¿JUICIO?

EMILIE.

—¡Emilie, ven a mi habitación! —grita mi padre a pleno pulmón.

¡Por fin! Ha tardado su tiempo en llamarme para la charla/regañina, pero por fin lo ha hecho.

Pensaba que a este ritmo iba a llamarme justo cuando Rose llegase a mi casa, por lo que no hubiese podido ir con ella. Igualmente, como la bronca dure mucho me va a tener que esperar... cosa que espero que no pase, ya que quedé en no responderle mal a mi padrastro, sino en estar callada y asentir. Mi gran problema es que tengo poca paciencia y temo saltar a la mínima y cagarla más todavía.

Cuando entro a su habitación le pillo cambiándose la camiseta. Le he visto muchas veces así, pero hasta ahora no me había dado por fijarme en su cuerpo. La verdad es que está muy bien físicamente, ¡normal que mi madre se casara con él! Yo también lo hubiese hecho.

Me mira con cierta decepción en su rostro y va al armario a guardar la camiseta que se ha quitado. Yo me apoyo en el marco de la puerta, cruzándome de brazos, esperando a que se decida de una vez por todas a decirme algo. De vez en cuando miro el reloj.

Entiendo que haya decidido avisarme ahora, ya que las abuelas, Josh y mamá se han ido a visitar al resto de familiares para mañana.

—No creí que fueras a venir tan rápido —dice al fin. Me mira e imita mi pose—. Siempre sueles querer evitar las broncas.

—Soy una caja de sorpresas, papá.

Aunque en verdad hasta a mí me resulta raro. ¿Es normal que tenga tantas ganas de quitarme la bronca cuanto antes? Siempre he intentado por todos los medios aplazarla o evitar que sucediese, pero esta vez es diferente. Siento que no me la merezco, y como sé la verdad todo este asunto me da igual. Me da igual que me diga de todo. Sé que encontraré la manera de hacerle tragar sus palabras por no confiar en mí.

¿O es que estaré madurando?

—Bueno, hija... No te voy a regañar de todas formas —dice, totalmente indiferente. Abro la boca para replicar pero me callo. Sería tonta si me quejase por no recibir una regañina—. Creo que el tiempo pone a cada uno en su lugar y si te has vuelto una mentirosa, pues... no puedo hacerle nada. Otros sí.

—¿Otros? —pregunto, desencajada, ignorando por completo que me ha llamado mentirosa.

Creo que sé a lo que se refiere, pero igualmente prefiero que él me lo aclare. Como ese sea el caso la situación para mí será más difícil de lo pensado.

—Sí, hija. Otros.

—¿Qué otros? —pregunto, exasperada, aunque logro respirar hondo varias veces para no saltar a la defensiva. No ahora.

—No te adelantes, cariño. No te adelantes —pongo una mueca y él también. El ambiente se está caldeando a pesar de que se está intentando por todos los medios que no sea así, lo que me entristece de cierta manera. Me imagino que hay cosas que no cambiarán nunca—. Quiero que me digas la verdad. ¿Le robaste el bolso a esa anciana y entraste en la floristería de la señora Son para robar?

—No. Lo único que voy a admitir es que sí que me colé en la floristería. El resto son patrañas.

—La gente no se inventa las cosas por inventar. Con el tema de la anciana habíamos hecho la vista gorda, es más, le devolvimos el dinero y le compramos un bolso como el de la foto que nos mostró, pero ella misma ha hablado con la señora Son y ambas se han puesto de acuerdo para pedir algo.

—¿Pedir el... qué?

Aunque ya sé la respuesta. La anciana me lo dijo cuando la vi. "La cuestión es si ese alguien está disponible para un juicio." Fue ella la que me mencionó la intervención de la ley solo por decirle que tenía testigos de que ella me estaba dejando mal. Está claro que a dónde quiere llegar mi padre es que esa anciana y la señora Son se han puesto de acuerdo para que haya un juicio contra mí.

La llamada del secuestro. (REEDITANDO&RESUBIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora