24)"El hombre" me toca las narices.

6.5K 351 56
                                    

24)"EL HOMBRE" ME TOCA LAS NARICES.

Despierto a las horas. Bueno, más bien me despierta Josh sin querer ya que da muchísimas vueltas cuando duerme –por eso nadie quiere dormir con él –y maldigo por lo bajo bostezando. Aunque al segundo él también despierta y se frota los ojos. No sabe que estoy aquí, aún no. Me pongo de lado mirándole y sonrío, simplemente para afrontar sus quejas sobre su coche... aunque es mejor que no le diga nada y que se entere por sí solo. Sonrío más, y con motivo. Si me ve pensativa o sin sonreír lo va a notar. A veces puedo ser demasiado predecible.

Abre los ojos y se estira, aunque al verme se queda un rato quieto para finalmente, acabar carraspeando y mirándome con dureza.

—¿Dónde has estado? —se tumba de lado también, cruzado de brazos.

Le miro sin saber bien qué responder y suelto otro bostezo.

—En lugares donde me prestaban demasiada atención.

Tarda un rato en responder, como si estuviera analizando esa frase, y al final pone mala cara y suspira mirándome a los ojos.

—Emilie, qué quieres que te diga, ¿qué lo siento? —arquea una ceja—. No me di cuenta. a ti te veo todos los días y a ellos solamente tres veces al año. Te estás comportando como una niña pequeña, y odio cuando te pones así.

—Habla casualmente el "Drama King".

—Bueno, vale, yo soy así siempre pero a ti te sale en los momentos más gilipollas —dice sonriendo leve porque sabe que yo tengo razón.

Lo que él no sabe es que dentro de poco se va a poner hecho una furia.

—Sí, sí —me froto un ojo y me estiro—. Oye, que son las... —miro la hora desde el móvil, el cual sigue de milagro conmigo—, doce, y ya no tengo sueño. Creo que me iré a dar una vuelta.

Suena un pitido en mi móvil y veo la pantalla de notificaciones. Es un WhatsApp de Adam. ¿Qué querrá?

—Yo voy con Erika a... A hablar —noto que oculta algo y sonrío maliciosa sin poder evitarlo.

—¿Sois novios?

La pregunta le pilla totalmente desprevenido y por poco se cae de la cama ya que es él quién está en el borde. Yo estoy pegada a la pared. Sonrío de la misma manera asintiendo, se ha puesto nervioso. Eso tiene que significar algo sí o sí.

—No, no, no somos novios —se levanta de la cama y se pone bien los pantalones, que se le habían bajado un poco mientras dormía.

—Pues por la manera como te has puesto... —dejo caer en el aire que está nervioso y que casualmente no le creo.

—¿Te puedo ser sincero, Emilie?

—Por tus actos, ya lo eres —río leve y me incorporo, quedándome sentada, y empiezo a ponerme bien el pelo con las manos.

—El corazón de la chica que me gusta no me pertenece —se dirige hasta la puerta y hace un saludo militar en plan broma, riendo—. Luego nos vemos.

Y se va. No me ha dejado siquiera preguntarle por qué está tan seguro de eso, pero se ha ido porque no quiere que le pregunte. Le entiendo. Cada vez que otra persona ajena a Mary me decía que me gustaba tal chico por mi comportamiento, y me negaba, empezaban a acosarme a preguntas y al final acababa repartiendo un par de tortazos cabreada. Pensé que nunca, nunca diría el nombre de Adam a nadie, pero solamente Mary me lo sonsacó como solamente sabe hacer ella, con un método que fue justamente en mi contra cuando no suele ser así; la mentira. Puede que a Mary se le dé mal mentir, pero en cambio, es como si su virtud fuera descubrir cualquier mentira sea cual sea.

La llamada del secuestro. (REEDITANDO&RESUBIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora