20. Paranoia

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20. Paranoia

Los Ángeles, California

- Te lo digo, India, Nathan me mintió todo este tiempo.

Cassandra iba de un lado a otro en su habitación, un lugar que últimamente se negaba a abandonar por voluntad propia. Sentía una extraña protección dentro de las cuatro paredes de tonalidad lila que no sentía fuera de ella, y es que el mundo le parecía mentiroso y enfermizo, traicionero e injusto. Ya no confiaba en su mejor amigo, el chico por el cual tenía un dulce enamoramiento desde que lo conoció casi dos años atrás en cuanto pisó su instituto con pasos dubitativos y cabizbajo, indeciso de si encajaría en un lugar tan mundano cuando toda su vida había sido completamente lo opuesto.

Le mostró a ser más seguro de si mismo, le confesó sus pensamientos, sus locas ideas, su llanto por algún crush pasajero, sus gustos, sus miedos... Y así era como le pagaba, mintiendo hasta en el más ridículo detalle.

- Joder, ¡ese ni siquiera es su verdadero nombre! - gritó frenética, al borde de un colapso mental. Tenía suficiente con la indiferencia de su padre, el desprecio de su hermana y los conflictos internos acerca de su atracción por Alexandria -. Juro que mi vida es peor que Degrassi.

- En eso te respaldo, cariño - respondió Indiana después de un dramático suspiro. Cass escuchaba un crujir a través del teléfono, y sabía que la idiota de su mejor amiga estaba comiendo palomitas como si su drama fuera una jodida película de Hitchcock -. Pero espera, si ese no es su nombre, entonces, ¿cuál es?

- Gino. Su familia es de la mafia italiana, creció en Venecia y luego se trasladaron por problemas financieros, aunque ellos se habían apoderado de Nueva York alrededor de 1950, por lo que se les hizo menos difícil asentarse en América - El pequeño Ambrosetti tuvo el nervio de decirle a Cassandra lo necesario, respondiendo solamente a unas pocas preguntas que ella disparó sin pausas de por medio. Muchas dudas seguían presentes, pero algunas menos le habían calmado la opresión del pecho -. Nathaniel es su segundo nombre, y creyó que Nathan sonaría más americano y serviría para mezclarse mejor.

- Woah, pensó en todo el mafiocito - Inconscientemente, Cass se estremeció de desprecio ante el apodo. Venía de una familia de criminales, pero él no era igual a ellos, ¿verdad? -. Y ahora su hermana sacó tu lado lésbico a flote - Silbó, entre impresionada y aturdida -. Estás jodida, amiga.

- ¡¿Crees que no lo sé?! Ugh, me doy asco - No mentía, un odio se le asentaba en la boca del estómago cada vez que se miraba al espejo.

- Estas cosas pasan, Cass - intentó tranquilizarla con voz suave -. Digo, son poco comunes, porque la mayoría de los casos es entre hermanos del mismo sexo, pero que Alex sea mujer no lo hace diferente - Daba miedo cómo Indiana podía hablar tan coherente un segundo y al siguiente decir la mayor estupidez de todas -. Me refiero a que, yo soy más hetero que la suprema hetero del mundo y aún así me violaría a Megan Fox sin arrepentimientos - Y ahí estaba.

Suspiró abatida, contando mentalmente hasta diez.

- Pero no estamos hablando de cualquier actriz buenorra, Evans. Alexandria Ambrosetti es como la personificación del pecado, tentadora por donde la mires. Ninguna mujer me había atraído antes, pero luego llegó ella con esos ojos verdes y esa actitud de perra arrogante, junto a sus lindas palabras y esos labios...

- No te pedí detalles, Ferrari. Esos pensamientos húmedos guardalos para después, por favor.

No lo decía en serio, sabía que la muy estúpida sonreía al hablar. La conocía como la palma de su mano.

Bad Girls © (Sin editar)Where stories live. Discover now