13. Diamantes de sangre

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13. Diamantes de sangre

Comuna Eus, Quérigut-Millas.
Pirineos Orientales de Francia.

- Ici, Mademoiselle, leurs bagels avec de la crème supplémentaire et trois cafés avec beaucoup de mousse [Aquí tiene, señorita, sus panecillos con extra crema y tres cafés con mucha espuma] - Sonrió amablemente el hombre regordete y sonrosado al entregarle su pedido a la hermosa pelirroja.

- Merci - Respondió Céline con una encantadora sonrisa, agarrando la bandeja y sentándose en la mesa donde sus hermanos la esperaban. La morena y el rubio se apoderaron de dos panecillos y sus cafés, mientras Céline apreciaba soñadora el pueblo tras el ventanal, encantada por la belleza natural del lugar desde la pequeña cafetería -. Amo los pueblitos franceses, son adorables.

- Aja - A Amira le irritaba el cantar de los pájaros, las personas amables y el aroma a flores que el pueblo desprendía. Era una chica de ciudad que estaba acostumbrada al smog, las personas groseras y el ruido abrumador. Por eso amaba Nueva York, cumplía todas sus espectativas.

Céline hizo oídos sordos al tono indiferente de su hermana árabe y miró la fotografía del diamante que iban a robar. Era una réplica del original koh-i-noor, un diamante de la India que actualmente pertenecía a Gran Bretaña como una joya de la corona, atrapado en la Torre de Londres bajo máxima seguridad. La réplica yacía en manos de Genevieve Casablanca, una mujer que Céline envidiaba con cada poro de su piel por la refinada y elegante colección de joyas preciosas que poseía.

La francesa pelirroja arrugó con su puño una foto de Genevieve, gruñendo de odio.

- Tranquila, petite, tendrás tu joya en unas horas, incluso podrás usar las que quieras cuando entremos a su palacio - Le aseguró Finn a su hermanita, odiando verla decaída -. Te acostarás en su cama, usarás sus vestidos y te bañaras en su perfume como toda una reina.

El rostro de Céline se iluminó, ahora de un mejor humor. Finn siempre sabía cómo hacerla sonreír.

- Si ya terminaron con su cursilería será mejor que repasemos el plan - Interrumpió Amira el momento de hermanos, deseando acabar con el trabajo para volver a casa con su precioso amor hindú.

- Ella se va a las 8:00am cada día a hacer negocios en París, o a acostarse con cualquiera que sea bonito y adinerado - masculló Céline -. Regresa a las 9:15pm y los guardias se duplican para proteger a su princesa.

- Hay cámaras en la entrada y los jardines, dentro la casa está limpia. Tiene una habitación sólo para sus joyas y otras valiosas posesiones - Finn hizo ojitos soñadores al pensar en las riquezas escondidas en la mansión Casablanca y suspiró enamorado. Amira tuvo que pelliscarle la mejilla para que reaccionara con un chillido.

- Desconectamos las cámaras un segundo y entramos por la puerta del jardín trasero procurando que los guardias no nos vean, luego nos escabullimos hasta su habitación y ¡voa lá! Misión cumplida - Céline no se preocupada demasiado. La casa tendría poca protección que podía ser fácilmente burlada. Habían robado bancos y joyerías en peores situaciones. Los Hamilton bailadan al ritmo desconocido del Diablo en ocasiones, pero esta balada la conocían muy bien.

- No olviden sus armas y el resto del equipo - dijo Amira, examinando los planos de la mansión minuciosamente. Había un círculo rodeando la habitación donde almacenaban las riquezas, pero Amira no esperaba que una simple puerta les facilitara la entrada. La viuda francesa podía ser una codiciosa promiscua, sin embargo, la ninfómana tenía una mente especial para el crimen que no debía pasarse por alto -. El plan suena sencillo, pero es Casablanca de quien estamos hablando. Con esa mujer nada es tan sencillo como parece.

Bad Girls © (Sin editar)Where stories live. Discover now