Capítulo 12 (parte 6)

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Bebo la copa de un solo trago. No sé si es porque está bueno o porque yo estoy demasiado caliente, pero no me puedo creer que me lo halla bebido. Nunca me había gustado el champan. Ambos me miran sorprendidos y Christian hace ademan de servirme más, pero yo niego con la cabeza. No tengo mucho aguante con el alcohol y si me emborrachara no sé que es lo que podría salir de mi boca.

Christian saca el choker del estuche y se acerca a mi lado. Levanto mi pelo y el con gracilidad lo abrocha sobre mi cuello. Paseo su dedo índice por collar y yo me muerdo los labios. Tenerle cerca provoca que los pensamientos más oscuros de mi interior cobren vida.

James se acerca a Christian y le susurra algo al oído mirándome de reojo. Christian asiente con la cabeza. Los miro preguntándome que será lo que estarán tramando ahora. Wicked Games empieza a sonar a nuestro alrededor y yo miro a la pareja. Tienen que estar de broma, ¿verdad?

Recuerdo cuando James me cantó en la piscina la estrofa de una canción y no puedo evitar ponerme caliente. Un tremendo calor empieza a recorrer mi cuerpo y un ligero grito se escapa de mi boca. Les miro con los ojos abiertos de par en par. James se muerde el labio sensualmente, y yo me contengo con todo mi ser de no ponerme a gemir como una gata en celo. Creo que ahora mismo estoy soñando. Esto no puede ser verdad. Por el rabillo del ojo observo como Christian tiene algo en su mano. Sus ojos están oscurecidos y entonces me doy cuenta que no estoy alucinando. Me están vibrando las jodidas braguitas. ¿Cómo coño no me he dado cuenta de eso? Estaba tan emocionada por la nota que no me enteré del pequeño dispositivo del tanga. La vibración impacta de lleno contra mi clítoris e intento como si nada estuviera pasando entre mis piernas.

—Pa.. páralo.— Susurro entrecortadamente.

El placer que me están proporcionando es tan inmenso que casi no puedo ni hablar. Christian baja la vista a mi cuello y de repente noto como la vibración en mi clítoris aumenta de una manera matadora. Cierro los ojos y respiro agitadamente por la nariz. Noto como el orgasmo se empieza a formar dentro de mí y formo mis manos en puños para tratar de evitar gemir como si no hubiera un mañana.

Cuando el orgasmo está a punto de impactarme noto sobre mis labios una boca que empieza a besarme ardientemente. Me dejo llevar y ahí intento acallar los gemidos todo lo mejor que puedo. Mi cuerpo convulsiona ligeramente. Me separo de esos carnosos labios respirando agitadamente y en el momento que abro los ojos por poco se me sale el corazón del pecho.

Enfrente mía no sé encuentra Christian, ni mucho menos James. Delante mía se encuentra una chica de pelo cobrizo observándome de una manera muy provocativa. La observo atentamente y caigo en la cuenta que se trataba de la chica que se encontraba con su pareja a nuestro lado. La chica me sonríe y se vuelve a acercar peligrosamente a mis labios. No sé que me pasa pero no me puedo mover. Y me veo a mí misma cerrando los ojos y aceptando suavemente sus labios. Nuestras lenguas se acarician en un baile sensual. Sus pechos apretujan los míos y noto como mis pezones se endurecen bajo la tela del encaje. Gimo sobre sus labios y sus manos acarician mis mejillas. Nos separamos y juntamos nuestras frentes respirando agitadamente.

—Ojalá pudiera comerme ese dulce coñito.—susurra dándome un casto beso sobres los labios.

—Sí que puedes.— exclamo sedienta de sus labios.

—Preciosa, necesito el permiso de tus amos.

Se levanta despidiéndose de Christian y James y se aleja. Me quedo embobada mirándola mientras me pregunto que coño acaba de pasar. Me paso la mano por la frente quitando el sudor pegajoso mientras arrugo el entrecejo. Noto como cada milímetro de mis braguitas están empapadas, y me muerdo los labios reprimiendo un gemido.

Mi PerdiciónWhere stories live. Discover now