Capitulo 39 -Lujuria y Poder I

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Lujuria y Poder I


"No me importa tanto que la gente del común me trate de estafador, malvado o sinvergüenza. Ya que me es innata —lo reconozco abiertamente— esta inclinación hacia lo inmoral, me sientan muy bien tales calificativos. Pero por más malvado o sinvergüenza que lograra ser, pude seguir considerándome como miembro de una clase privilegiada de la sociedad, gracias a mi vocación artística y al nivel intelectual, a mi juicio muy superior al de las personas normales" ―Junichiro Tanizaki



Tomo comenzó a tomar conciencia de su cuerpo poco a poco, en cuanto el particular sonido de un ascensor anunció que había llegado a un piso y la posterior sacudida de la cabina al abrir sus puertas. Tenía la barbilla pegada al pecho y apenas si podía moverse, pero en cuando sintió la presión alrededor de sus antebrazos aun con los ojos cerrados no le quedó duda de que era arrastrado de espaldas por dos personas. Y en efecto, al entreabrir sus parpados vio a sus costados como dos hombres altos y fornidos lo jalaban por un largo pasillo. 

A medida que era transportado notó las puertas del ascensor que dejaban atrás y como sus piernas eran arrastradas por una alfombra azul cerúleo que se manchaba a su pasar, reparando que la mancha la dejaba él gracias a una herida en su pantorrilla derecha y que apenas se notaba por debajo del pantalón de mezclilla negro que llevaba puesto. 

Trató de zafarse, sacudiendo ligeramente sus brazos pero fue una acción inútil debido al malestar que sentía en todo su cuerpo, produciendo un efecto totalmente opuesto: alertar a sus captores que había despertado. 

Hey, creo que está volviendo en sí. —escuchó decir al que iba a su izquierda y que le llevaba de mala manera, casi en un acto rebelde por tener que soportar su metro noventa de alto y sus ochenta y cinco kilos. 

Mejor así, él querrá respuestas. —respondió el otro con voz firme, igual a la de un militar. 

Tomo los dejó hacer, aunque lograra soltarse sabía que no llegaría muy lejos y lo último que deseaba era ser golpeado, con el "accidente de tráfico" había sido suficiente para su persona. Aunque estaba claro de una cosa, ya nada podía ser un accidente considerando las circunstancias. 

No pasó mucho tiempo cuando sintió que se detenían y ya estaba siendo introducido por una de las muchas puertas que existían en aquel pasillo. Para ese momento pudo definir con mejor claridad por uno de sus ojos, ya que en otro sentía una fuerte presión que le impedía abrirlo del todo; el lugar era bastante lujoso para como había imaginado, tenía una combinación de ocre y blanco en las paredes y una alfombra ornamental a juego, dándole esa apariencia de renacimiento que le quedaban muy bien a hoteles y casas modernas. La luz era limpia y clara, pero no cegadora y armonizaba con los dos juegos de muebles, un futón y un par de mesas decorativas con floreros Vintage. 

«Es lujoso y caro», pensó Tomo que hasta el momento creyó que lo llevaban a un calabozo o algo parecido «Quizás los calabozos modernos son así» 

La estancia ya se encontraba llena a su llegada y todos los presentes, siete en total incluyendo sus dos captores, llevaban alrededor de su rostro una pañoleta blanca para cubrirse. Con agilidad fue sentado en una silla y atado de manos y pies, una amarga sonrisa apareció en sus labios, sentía que era una reverenda estupidez de su parte pensar que podía escapar en aquel estado. 

La forma frágil del cuerpo de Genevieve que apareció en su visual siendo llevaba en brazos le hizo borrar la sonrisa y sentir una punzada de alarma, el tipo que la transportaba giró a su derecha y la recostó sobre el futón que estaba pegado a la pared; su estado inconsciente le dejaba en claro que la chica había salido peor que él en aquella situación, aunque el pensamiento no duró mucho. 

Club Wonderland - 30 Seconds to MarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora