Capitulo 37 - Antebellum

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Antebellum


"Los espíritus fuertes disfrutan de las adversidades como los soldados intrépidos triunfan en las guerras". ―Séneca.


Durante las pasadas dos horas y media Genevieve se había gastado los minutos pensando y recibiendo acusaciones de Tomo y Jared, y el miedo que había sentido cuando vio que la historia se repetía con el mayor de los hermanos al agonizar ante sus ojos se transformó en un pesado aletargamiento. No tenía sentido para ella volver a preocuparse, pero temía por Shannon y se recriminaba las consecuencias de sus actos una y otra vez. ¡¿Cómo pudo bajar la guardia en un momento tan importante?! 

Quizás eran todas las variables y los hechos ocurridos en las ultimas veinticuatro horas, desde su enfermedad, muerte y misteriosa resurrección; todo aquello le traía mas dudas a Genevieve que respuestas y le advertían, aquella situación le advertía de permanecer alerta en todo momento y justo ahora en pensar fríamente. Allí, de pie en frente de una línea de lavados grises y espejos rectangulares envejecidos estaba decidida a conocer la verdad, pero sobre todo, a no traerle más problemas a sus compañeros de banda, incluso si de ella dependía distanciarse, por su propio bien. 

Genevieve escuchó que Jared y Tomo volvían a discutir en la sala continua de los vestidores y, solo en ese instante, se preguntó si aquellos en los que se encontraban eran de caballeros o de damas. En caso de ser de caballeros se les vendría un gran problema durante el cambio de turno al encontrar a una joven mujer sola con tres hombres; de ser de damas, la situación sería mucho peor. Aquel pensamiento le sacó una sutil sonrisa de imaginárselos corriendo fuera del recinto al ser perseguidos por doctoras y enfermeras furiosas. 

Esa sonrisa también le trajo amargura, ¿Cuánto dolor podía causarles a estos tres hombres de seguir a su lado? Cerró los ojos con pesadez y esperó a que aquella idea se disolviera de la misma manera en que se formó en su cabeza. Cuando volvió abrir los ojos, un pequeño rayo de lánguida luz se comenzaba a colar por las ventanas de guillotina de aquel baño común, anunciándole que estaba amaneciendo; esa luz también bañó el lado izquierdo de su cuerpo definiendo apenas el cambio. Llevaba puesta una camiseta blanca y un pantalón de jean que le había traído Tomo y, con su cabellera nuevamente negra gracias al tinte, se había hecho una trenza de lado que le llegaba por el codo. 

Tenía veinte minutos lista pero no quería salir y encontrase de nuevo con sus reproches. Genevieve oyó como Jared se acercaba, resonando sus pesadas botas sobre las baldosas, para ese entonces sus pasos eran inconfundibles. Mientras los otros caminaban con tranquilidad, él se desplazaba con grandes y pesadas zancadas dignas de un elefante o de un rinoceronte antes de embestir a quien cruzara su territorio. 

Cuando observó el reflejo del pelinegro junto al suyo en el mismo espejo supo que estaba enfundado en el segundo animal, el de rinoceronte. Nunca, en todos aquellos meses había visto al vocalista molesto y aquella visión era aterradora, su rostro contorsionado en una mueca rígida de ira no podía ser equiparable con nada.

― ¿Contemplando tus hazañas frente al espejo? ―le dijo― Puedes contemplarlas mejor en la otra habitación junto al cuerpo de Shannon.

Genevieve presionó el borde del lavado y suspiró, debía contenerse porque en el fondo era consciente que no era su culpa, que su actitud se debía al afecto que tenia por Shannon. Luego se giró con lentitud.

― Falta poco para que despierte Jared, si solo esperas unos minutos más ―pidió con desgano, no poseía fuerzas para discutir y por la imagen ante su persona, él tampoco. Seguía con el vestuario del concierto, su cabello se encontraba brillante y grasoso por el sudor al igual que su rostro, ahora con grandes y violáceas ojeras.

Club Wonderland - 30 Seconds to MarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora