Capitulo 29 - La Ciudad del Pecado

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La Ciudad del Pecado

"Cualquier preponderancia de la fantasía sobre la razón es un grado de locura" ―Samuel Johnson


Genevieve sentía su cuerpo comprimido contra el de Shannon, la presión de sus pechos contra su torso, el calor de su mano quemándole sobre la tela de su camiseta en la parte baja de su espalda y el intenso calor entre sus piernas, allí, donde el bulto del short del baterista se presionaba contra la tela de mezclilla y los pliegues más secretos de sus pálidos muslos.

Los lascivos escalofríos que recorrían su cuerpo en vez de advertirle sólo atizaban su fulgor interno, ansiando con cada caricia y cada toque fundirse sobre él sin miramientos, sintiéndose completa y en casa al ser rodeada por aquel par de musculosos brazos que tantas veces los había visto moverse al compás de la música y los repiques de las baquetas contra la batería.

Lo deseaba, o sí, lo deseaba por sobre todas las cosas del mundo en ese instante y su cuerpo respondía a ello con extrema facilidad, mientras sus pensamientos se volcaban contra la idea de poder apreciar esa mirada verde-avellana todos los días, tener la posibilidad de delinear cada uno de sus tatuajes con la punta de sus dedos y besarlo. Probar aquellos seductores labios que se encontraban ligeramente abiertos para recibir los suyos, apropiarse de su aliento con aroma a menta y café y, si los dioses se lo permitían, de su luminosa sonrisa. Sus bocas estaban a centímetros y procurando un mejor contacto humedeció sus propios labios.

Gran error de su parte. Genevieve se apartó de inmediato irguiéndose nuevamente sobre él al recordar, permitiéndose contemplarle su rostro en totalidad ahora contrariado de tan repentino rechazo.

― Lo siento, pero no puedo ―confesó ella al tiempo que Shannon se erguía también sobre el mueble, sentándose con ella alrededor de su cintura.

― ¿Por qué? ¿Qué sucede? ―se sentía extraño y confuso sin saber cuáles eran las razones para que se apartara con tal velocidad.

Genevieve negó.

― No puedo besarte ―dijo ella bajando la voz y su mirada, en un tono dulce pero insistente que casi le rompe el alma. Estaba rechazando a uno de hombres más dulces y encantadores del mundo y se sentía un ser miserable por ello, porque él no se lo merecía.

― Dime por qué ―pidió con el mismo tono bajo subiendo su mentón para que le mirara con delicadeza, aprovechando el contacto para acariciarle el labio inferior con su pulgar― Háblame Genevieve. Es porque somos parte de la misma banda ¿es eso? ―le inquirió― O es por mi...no lo sé.

Se encontraba atónito y sus palabras salían con la misma angustia que reflejaba su mirada.

― No ―ella volvió a negar, no podía decirle la verdad pero tampoco quería rechazarlo― No quiero alejarme de ti Shannon.

― No tienes que hacerlo linda, podemos vernos en las noches como ahora si así lo quieres. ―le propuso con una sonrisa tratando de darle algo de luz a la situación, aunque fuese un simple farol en un inmenso desierto.

― ¡No! ―le espetó con firmeza y luego se arrepintió de su poco tacto, Shannon no tenía la culpa de nada― Creo que deberíamos ser sólo amigos.

― ¿Sólo...? ―la pesadumbre le envolvió como una espesa neblina «ella no siente lo mismo que tu Shannon, es obvio, si lo sintiera no se abría alejado en primer lugar. Quizás esto sea lo mejor para ti, para ambos»― Entiendo.

― Pero no quiero que te alejas de mi ―pidió colocando sus brazos alrededor de su cuello para acariciar lentamente su nuca con los dedos― No porque estuvimos a punto de besarnos. Quiero que nos mantengamos unidos, que podamos bromear como hicimos hace un par de minutos al jugar videojuegos y reír porque simplemente así lo deseamos. Sé que estoy pidiendo demasiado y que tú probablemente no estás interesado en una rela...

Club Wonderland - 30 Seconds to MarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora