Capitulo 33 - El Lago

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El Lago


"No me gustaba; no quería estar allí. El lugar estaba encantado; pero, en definitiva, los encantamientos reales no tienen nada que ver con los fantasmas; tienen que ver con la amenaza del recuerdo." ―L. de Lioncourt.





Shannon bajó del autobús del Tour con prisa y, una vez en el suelo de piedras, se dio cuenta del frío que azotaba aquella parte del bosque en el norte de Colorado. Apretó la chaqueta impermeable contra su cuerpo con un ligero movimiento de hombros y miró a su alrededor, buscando los cigarrillos y el encendedor que había guardado minutos antes mientras era maquillado por la estilista.


Casi amanecía, pero sabía que las nubes grisáceas que encapotaban la bóveda celeste a esas horas no permitirían ver tan magnífico espectáculo. Un chasquido, luego otro y la punta del cigarrillo brillaba con tonos naranjas. Se prometió dejar aquel hábito meses antes pero aquella era una ocasión especial, una que le ponía los pelos de puntas al pensarlo.


Pasó la lengua por sus incisivos sintiendo momentáneamente la aspereza que acababan de adquirir e inició su lento caminar entre los pinos con dirección al lago. Las pisadas del Staff que estuvo gran parte de la noche moviendo los equipos a la locación tenían un perfecto camino trazado, donde la nieve que quedaba del invierno apenas era visible entre unas y otras raíces; aunque aquello no le era necesario, conocía aquel camino demasiado bien como para perderse.


No era la primera vez que iba y los recuerdos volvieron a su mente con terrible claridad. Se podía ver a si mismo recordando la última de ellas con cada paso que daba.


No tenía más de siete años, su abuelo había decidido llevarlos a él y a su hermano Jared para que observaran como quedaban los lagos luego de un crudo invierno y así fue. Estaban en enero y la nieve cubría todo, desde el suelo hasta las copas de los pinos dando ese efecto de postal que envías a tus seres queridos desde el correo.


― Vamos abuelo ¡Date prisa! ―apremió el pequeño Shannon jalando levemente la mano de su abuelo para que se apresurara, mientras que el mismo luchaba por caminar en la espesa nieve que le llegaba sobre las rodillas.


― Paciencia, paciencia. ―respondió el señor con una sonrisa cálida observando cómo sus nietos se adelantaban dejándolo atrás de la emoción. Desde el día que les ofreció llevarlos al lago ninguno de ellos durmió o dejó de recordárselo, incluso esa mañana no habían dejado descansar a su madre despertándola a las seis en punto de la mañana con brincos y alaridos propios de cualquier muchacho emocionado.


Luego de un nutritivo desayuno y de ser envueltos como tacos en varias capas de ropa por demandas de Constance; Shannon, Jared y él salieron de la cabaña en la que se hospedaban en dirección al bosque.


El abuelo aun tenia las fuerzas necesarias para las aventuras y con un trabajo en la aviación mantenerse activo era más una necesidad que un lujo a sus sesenta años; pero existían momentos en los que su cuerpo no le respondía como en su juventud; el frío del lugar ligado con su artritis sólo empeoraba su estado físico esa mañana de invierno, retardando su andar y perdiendo por instantes el sentido de la orientación o la visión.

Club Wonderland - 30 Seconds to MarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora