54-No sientes una mierda

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*Dani*

Habían pasado dos meses desde el día que volví a Barcelona.
Conseguí hablar con la empresa de Londres explicándoles que debía volver a Barcelona por motivos personales y estaba dispuesta a dimitir para estar cerca de Pablo, pero más lejos de eso, me consiguieron un puesto de trabajo en la sede que tenían aquí en Barcelona y debido a mi embarazo podía teletrabajar desde casa yendo solo una vez en semana a la sede hasta que me diese de baja por maternidad.

Les había gustado mucho mi trabajo y decían que no querían perderme, aunque se que mick también tuvo algo que ver ahí, al final era parte del equipo directivo y sé que me echó una mano aunque no me lo dijese él.

Lo que más me había dolido de volver había sido dejar a Ansu allí, aunque lo tenía presente todos los días, nos habíamos pegados dos meses con el único apoyo del otro y al final ahora nos pasábamos el día hablando por videollamada, estaba en todo momento pendiente de mi y del bebé, y también de la recuperación de Gavi.

Respecto a Esther, unos días después de la operación de Pablo tuvimos que ir a comisaría a denunciarla formalmente, le hicieron un examen psicólogo y al final la internaron en un manicomio al ver la gravedad del caso, nos pusieron una orden de alejamiento a mi y a pablo para que ella no se puede acercar, aunque nos aseguraron que la cosa había empeorado desde que se la llevaron y que no tenía pinta de que pudiera salir de ahí en algún momento.

Parecía que todo podía mejorar, después de haber pasado unos meses horribles ahora porfin podíamos estar juntos, disfrutando de mi embarazo, haciendo planes en pareja, dándonos amor, pero desgraciadamente no había sido así.

A pablo la lesión lo había hundido como jamás en mi vida lo había visto, estaba desganada, siempre de mal humor, no le apetecía nunca hacer nada, y prácticamente me esquivaba por la casa, porque si, otra novedad es que cuando volví de Londres tenía pensado volver a casa con Carla, pero Gavi me pidió irnos a vivir juntos a su casa, íbamos a formar una familia y al final pensé que era la mejor opción, pero me equivoqué.

Mi novio no era mi novio, de hecho, hacía dos días que nisiquiera me hablaba, los días que notaba que su recuperación iba a mejor si que estaba un poco más simpático, de ponía cariñoso, le hablaba al bebé, pero en el momento que otra vez se estancaba un poco volvía a encerrarse en sí mismo.

Los fisios le decían que su recuperación iba mucho mejor de lo que debería ir, pero a él eso no le valía, él solo quería estar listo para volver al campo, y más con la mala racha de partidos que llevaba el equipo desde que él se había lesionado.

Mientras yo trabajaba en la mesa del salón, el estaba viendo el partido del barça con el villareal, y aunque la cosa pintaba mal para los nuestros al final consiguieron remontar el partido, con tan mala suerte que en los últimos quince minutos, el villareal consiguió encajar dos goles, acabando el partido con un 3-5 que dejaba al barça sin sumar puntos otra jornada más.

-Me cago en todo tío, y yo aquí, en vez de estar ahí coño-farfulló desde el sofá cabreado dando un manotazo a la tapicería del sofá enfadado.

En estos dos meses, había comprendido que era mejor no contestar ni decir nada en estos momentos, estaba muy irritado y podía llegar a comprenderlo, por lo que no discutía.

-Es que vaya mierda, de verdad, es que justo me tenía que lesionar ahora, justo ahora-siguió enfadado consigo mismo.

-Pablo, estoy trabajando-le recordé y él me miró desde el sofá.

-Lo siento-me dijo mientras movía su pierna mala nervioso-¿es que has visto como han jugado la segunda parte? Joder, ¡solo tenían que defender!-me dijo señalando la tele y yo asentí con mi vista en el ordenador.

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora