23-La peor confesion de amor

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*Dani*

Nos separamos por falta de aire de ambos, notaba su pecho subir y bajar cogiendo el aire que le faltaba, y yo estaba exactamente igual.

Fue él el que me acercó más a él cogiendome de la cintura y volvió a unir nuestros labios mientras yo llevé las manos a su cara enfatizando el beso que llevaba años esperando.

El beso pasó de ser salvaje, con ansia de devorarnos el uno al otro a uno mucho más dulce, sin prisa, disfrutando de la boca del otro, y acabamos separandonos poco a poco juntando nuestras frentes.

Rodeó mi cintura con sus brazos mientras volvía a besarme subiendome encima de él, y soltó un gemido de dolor haciendo que yo misma me bajase de sus piernas.

-Tienes que tener reposo-le dije agitada cerca de sus labios-además..-me cortó acariciando mi mejilla.

-No digas nada, porfavor-me pidió Pablo en un susurro y yo asentí.

El me apretó contra el apoyándome en su pecho mientras me rodeaba con sus brazos.

Notaba su corazón latir muy rápido, y el mío estaba igual de acelerado, pero no podía borrar la pequeña sonrisa que quería formarse en mi cara.

No tardé demasiado en quedarme dormida, mientras Pablo dejaba pequeñas caricias en mi cintura con sus dedos y yo lo hacia sobre su brazo...

                              ********

Al dia siguiente nos despertó el timbre de la puerta, alguien tocaba con bastante intensidad.

-Joder-chasqueó Pablo la lengua desperezándose, pero cuando fue a levantarse hizo una mueca llevándose la mano a su abductor.

-Ya voy yo-le dije quitándome la manta de encima para bajar a abrir.

Al abrir la puerta me topé con un hombre con la equipacion de los médicos de barça, y sonrió al verme.

-Buenas, venía a rehabilitación con Gavi-dijo señalando su maletín y yo asentí sonriendole mientras le dejaba paso.

-Dame cinco minutos y baja, que nos has pillado desprevenidos-le dije y el hombre asintió sin problema.

Subí las escaleras hasta la habitación de Pablo, donde el estaba esperando con la espalda apoyada en el cabecero de la cama.

-¿Quién era?

-Un médico del barça para hacerte la rehabilitación, anda que avisas que iba a venir tan pronto, que sueño-me quejé mientras le ayudaba a incorporarse.

-Mierda, se me olvidó por completo-murmuro y yo rodé los ojos-con todo lo que pasó ayer, como para acordarme-me dijo.

-Ya-le dije un poco sin querer mirarle, porque al oírle decir eso los recuerdos de la noche anterior volvieron a mi mente.

-Que tenemos que hablar, lo sabes ¿no?-me preguntó y yo asentí mientras le ayudaba a bajar.

-Pero no ahora, te están esperando-le dije y el asintió mientras cogía mi cara con sus manos para que lo mirase.

-Pero luego si, prometemelo-me pidió y yo asentí mirándolo a los ojos nerviosa- vale-murmuró dulce.

Le deje en el salón con su médico, y yo mientras me metí en la cama para dormir un rato más, estaba cansada y también quería evadirme antes de afrontar la que creo que sería nuestra conversación más difícil.

Joder es que si no llega a ser por su lesión, ¿que hubiera pasado? Estaba echa un lío pero con el sueño que tenía no tardé demasiado en volver a dormirme.

JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora