18. Sin previo aviso

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Feliz primera actu de noviembre🍁

Para que se animen a leer, les dejo el aesthetic de Morgan, la italiana de la discordia...

Para que se animen a leer, les dejo el aesthetic de Morgan, la italiana de la discordia

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Capítulo 18

"Sin previo aviso"

ALLAN

—Si me sueltas tendremos que volver a comenzar —insistió la chica. Era la tercera vez, en el último par de minutos, que le decía eso mismo.

Dejó caer todo el peso sobre su mano izquierda para afianzar el agarre con la derecha.

—Si no te movieras tanto —jadeó él. Volvió a nivelar el peso entre ambos brazos. Desde su posición podía ver los tatuajes en forma de lazos en cada pierna de la chica—. ¿Por qué los lazos?

Las gotas de sudor le causaban cosquillas en la frente. Al menos pudieron meterse a una habitación con aire acondicionado. Pero no tuvieron tiempo para escoger.

—¡Deja de mirarme el culo! —gritó ella.

—En primer lugar, son tus piernas, y las tengo prácticamente en la cara —aclaró.

Con la distracción, pasó de solo sostener a Morgan con sus manos a rodearla con los brazos para evitar que cayera.

—Esto no vale lo que me pagan —la escuchó murmurar.

Él soltó una respiración.

—Cállate y repara esos cables —espetó.

Tal vez si no hubieran usado la primera mitad del tiempo con el que contaban para colarse en el salón de informática y recuperar las memorias extraíbles de las cámaras en discutir sobre quién debía levantar a quién, hacía casi veinte minutos que estarían de regreso en la sala de reuniones, con el aire acondicionado.

—¡Listo! —Morgan le dio una palmada a sus brazos para que la soltara, y eso fue lo que hizo.

Levantó la memoria que, con la caída en rotundo de la chica contra el suelo, fue a dar un par de metros lejos de ellos.

—Serás imbecille —dijo ella, una vez se puso también de pie—. Vamos, quiero terminar con esto de una vez por todas.

Llevaban, con ese, cuatro días y tres noches sin dormir o alimentarse adecuadamente. Él se mantenía despierto y con energías gracias a las bebidas energéticas. Pero Morgan García no tomaba más que café y barras de chocolate.

No la juzgaba, cada quien cavaba su tumba de la manera que quería.

William apenas y les llamaba una o dos veces al día para preguntar si ya tenían un nombre.

"Cabrón engreído"

No podía evitar maldecir a su jefe, y tal vez futuro suegro, cada vez que lo llamó y no preguntó siquiera si tenía otras cosas que hacer.

ImpurosWhere stories live. Discover now