9. Un trauma por otro

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Capítulo 9

"Un trauma por otro"

BAX

Dio un respingo cuando la puerta de la habitación fue abierta desde afuera. El único que entraría sin avisar era su padre.

A oscuras, con ventanas y cortinas cerradas, lo único que se movía eran las manecillas del reloj mitad analógico y mitad digital sobre la mesa de su escritorio. El único sonido era el de su respiración y el de los latidos de su corazón que escuchaba cada vez más fuerte y claro.

—Bax, baja y comamos algo juntos —dijo la voz de Charles. Su padre viajó durante la madrugada y había llegado unas horas antes—. No puedes quedarte encerrado. Estás en casa.

Lo sabía. Estaba de vuelta en casa, a salvo.

Pero una persona no lo estaba, y era culpa suya que así fuera.

El guardaespaldas que lo llevó al estacionamiento había muerto, su padre terminó por confesárselo después de que él se negara a dejar que el médico lo atendiera hasta que le dijeran la verdad.

—No tengo hambre, estoy cansado —respondió en tono bajo, sin mirar a su padre.

Se había sentado a los pies de su cama con una almohada sobre las piernas cruzadas.

—No se trata de tener hambre, necesitas comer o tu salud empeorará, estás muy débil aun —alegó Charles acercándose a él. se sentó a su lado y le tomó la mano para ajustar la sonda con la que le estaban administrando un líquido transparente.

Medicina quizá, no recordaba la explicación que el médico le dio, vagamente creyó sentir un pinchazo seguido de un ardor recorriéndole el brazo por debajo de la piel.

La mano de su padre alcanzó la suya sobre la alfombra, no se apartó. No tenía nada en contra de sus padres, podía resumir lo que sentía en vergüenza y más sentimientos de arrepentimiento.

Toda su vida hizo bromas y actuó como quiso sin pensar en las consecuencias, estas nunca le parecieron tan grandes. ¿Le estaba dando demasiada importancia? Después de todo, ya estaba en casa, seguro y con vida.

William había estado postergando el momento en el que hablarían de lo que ocurrió. Su padre sabía el tiempo que le tomaba a una persona volver a conectar con su realidad, salir del estado de shock en el que la dejaba la privación de la libertad.

Tres días después de que Charles lo acompañara durante horas mientras él solo se quedó sentado mirando a la nada, su padre lo citó en su oficina. Fue la primera vez que salió de su habitación y cruzó la casa de un área a la otra para reunirse con Will.

Sus piernas aceleraron y en su mente solo podía ver imágenes de paredes oscuras y mohosas, sofás raídos, cuerdas, jeringas y sangre.

Tenía que apartar esos recuerdos, reprimirlos quizá. Deshacerse de ellos era el primer paso para continuar, pese a que sentía las miradas de todos en la casa sobre él, juzgándolo.

ImpurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora