4. Inquietud

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Capítulo 4

"Inquietud"

ALLAN

"Primer error de la noche: aceptar ser la niñera de Bax Dimitrov"

Cuando William lo sacó a las diez de la noche de la academia para llevarlo a su casa supo que se debía tratar de una emergencia. La decepción inundó su ser después de descubrir que la misión nocturna que Dimitrov tenía para él era cuidar a su hijo.

—Vigilarlo y evitar que se meta en problemas —había dicho el ruso—. No dejes que te vea a menos que sea necesario.

Escuchó la primera parte, la segunda era basura. Si iba a ser una niñera, al menos lo sería a su manera.

Siguió el auto de los amiguitos de Bax tan de cerca que solo un tonto no lo notaría.

—Es mi primer día y ya perdí a los hijos de mis jefes —se quejó la persona a su lado.

Aun no entendía bien cómo alguien como Erik Walker convenció a los Dimitrov de que era lo suficientemente confiable como para que lo contrataran como guardaespaldas y le ofrecieran una inscripción en Atenas.

—No los perdimos, no hay manera de que nos dejen atrás, pero tenemos que ser más inteligentes que ellos.

—De eso te encargas tú —zanjó el rubio probándose unos lentes que encontró en la guantera—. ¿Qué tal me veo? ¿Ya parezco guardaespaldas?

—Ridículo, diría yo —espetó—. Deja eso y presta atención, esto es lo que haremos...

Una hora después quedó claro que él solo era experto en computadoras. Había seguido y capturado por el brazo al rubio equivocado.

Bax Dimitrov era fácil de identificar, no se molestó en mezclarse y él estaba seguro de haber visto al hijo de William subiendo al escenario. Un escalón por encima solo bastó para que la persona cuyo brazo tenía rodeado con sus dedos pareciera de su misma estatura.

La confusión vino de la expresión del chico y luego de la suya. Soltó el agarre como si le quemara.

Ese no era Bax, Bax estaba del otro lado del club, sonriendo en su dirección. Con descaro y diversión le lanzó un beso en el aire antes de abandonar el lugar.

Pero confundir a un rubio bajito con otro era el segundo error que cometió, el resto estaba planeado.

Cruzó el local colándose entre los cuerpos danzantes y logró emerger a la acera cuando el auto que Erik conducía se llevaba a Bax y sus amigos.

Otro de los autos de Dimitrov lo recogió en la acera frente al bar gay en el que Bax entró para intentar despistarlo.

"Extraño, pero es un poco astuto" admitió para sus adentros. Aunque no lo suficiente como para no caer en su trampa. Erik llevaba a los tres fugitivos de regreso a la mansión y no había pasado ni una hora desde que salieron.

ImpurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora