De Absoluciones y Amores

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Loryann

—¿Qué crees que estás haciendo hija? —preguntó mi madre al otro lado del teléfono.

—Madre...

—¿Qué edad tiene ese hombre Lory? ¿Cómo lo conociste? ¿Qué pretendes?

—Madre...

—¿Acaso no te enseñé bien que te enfocaras solo en tu carrera?

—¡Madre! —tuve que gritar.

Esperé en silencio a que quisiera escuchar lo que tenía que decir. Así siempre eran nuestras conversaciones. Según su pensar, ella era la máxima autoridad y siempre tenía que tener la razón. En ese momento, quise que James me abrazara, pero él sugirió que era mejor que tuviera esa conversación a solas y que me esperaría en el vestíbulo.

—En primer lugar, quiero decirte que nunca quise que estuvieras tan ajena de mi vida...

Y así comencé a contarle y a explicarle lo que sentía. Le conté cómo conocí a James, de dónde era, a qué se dedicaba, todo. Se lo dije todo sin darle oportunidad de interrumpirme. De pronto, sentía que me iba liberando. Sentí que me liberaba, al punto que cada vez me puse más entusiasmada al hablar de James. «Carajo, por primera vez, me daba cuenta de que amaba a ese hombre».

—Loryann —respondió al fin, una vez terminé de hablar—. Hija. Entiendo tu entusiasmo. Lo que no entiendo es; ¿por qué no me dijiste nada desde el principio?

—Madre. Tuve que seguir mis clases de modelaje a escondidas, porque tú preferías que siguiera tu carrera. Mi audición para la agencia de modelos, fue toda una operación secreta para que no me lo impidieras. Tuve que mentirte para seguir mi sueño y no ser el reflejo del tuyo.

Pasaron unos segundos y llegué a pensar que había colgado, luego habló.

—Entiendo —dijo—. Hablé con tu padre en cuanto me enteré de lo sucedido en París y luego con tu tía. Todos sabían y me sentí como una tonta. Incluso tu padre, me lastimó al decirme: "¿Ves cómo se siente?"

«Antes de llamarte, reflexioné en todo eso. Cuando supe que trabajarías para una agencia de modelaje, me decepcioné tanto que quise estallar. Pero decidí que, si eso es lo que querías, te dije algo antes de partir».

—¿Lo recuerdas? —preguntó. Y claro que lo recordaba.

—Dijiste: Que no era lo que esperabas de mí. Pero que ya que había decidido ser modelo; que procurara ser la mejor —respondí con un hilo a puno de estallar en llanto—. Y lo soy madre. Soy una de las mejores. ¿O acaso no lo suficiente para ti?

—Solo puedo contestar a eso, si ves lo que te he traído —dijo. Y por un momento me confundí.

Tocaron a la puerta y no esperé a recuperarme de la sorpresa, corrí y la abrí para toparme con la doctora Claudia Shaw en carne y hueso frente a la entrada.

Solo habían pasado tres años desde la ultima vez que la veía. Había envejecido, su cabello negro, estaba más corto, sus labios, a pesar de estar pintados, con un hermoso carmín rojo, se veían algo quebrados. Sus ojos mostraban una tristeza amarga, pero suplicante. Todavía tenía el teléfono en su oído y llevaba un voluminoso cuaderno abrazado a su pecho. Y una vez me tuvo enfrente, me lo ofreció para verlo.

El cuaderno era un álbum. En este estaba todo sobre mí. Las primeras fotos de anuncios que hice, una copia del grupo de modelos el día que entraba al grupo de Raising Models. Las fotos en las que aparecía en revistas y artículos. "Loryann Shaw una modelo excepcional"; se leía en uno de los artículos de periódico.

Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now