La Tía Clara

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Loryann

Cuando me miré al espejo, no lo voy a negar, me veía realmente hermosa. Como una estrella de cine. En realidad, Marie sabía de lo que hablaba, su técnica era muy buena y vislumbré que podría ayudarme en mi carrera de modelaje.

—Lory, gracias por confiar en mí —dijo Marie mientras tomamos jugo de fresas.

—¡Al contrario, Marie! ¡Yo debo agradecerte! —respondí sin dejar de mirarme.

Marie me aplicó un delineador que resaltó el almendrado de mis ojos y la sombra de brillantes les daba una apariencia hechizante. Con la base logró que mi piel se viera tersa y lisa. «¿A dónde fueron mis pecas?»; pensé. Mis labios se agrandaron por el labial de un rojo discreto y lucían más carnosos, más sexys.

Era otra chica la que me miraba desde el espejo que imitaba mis movimientos y torcí mi cabeza de lado a lado para apreciar la simetría. Luego hice unos gestos coquetos que me causaron risa y no pude evitar levantarme y caminar como en pasarela.

—¡Y aquí tenemos a la hermosa Loryann Shaw! —Comenzó a narrar Marie viéndome modelar —. En un divino conjunto de estudiante de secundaria, de camisa blanca sobria y faldita estrictamente a la altura de la rodilla.

Y con eso que dijo, no pude evitar estallar en risa. Tal y como se leía en el panfleto de reglamentos.

—¿Piensas quedarte a vivir con tu tía? —dijo Marie más tarde, mientras comíamos helado —. Sería maravilloso que nos graduáramos juntas.

La pregunta de Marie me hizo pensar. Se suponía que estaría con la tía Clara hasta el fin del año escolar y luego volvería con mis cuidadoras, «Alias carceleras», ya que los compromisos de mi madre no le daban tiempo para coincidir ambas en el mismo momento, en el mismo lugar.

Si quería verla, tenía que enfermarme de gravedad o tener un accidente. Y eso no estaba en mis planes; sin embargo, mi nueva amiga me había dado una idea que tal vez pudiese resultar. Por lo menos terminar toda la escuela que dirigía la tía Clara, mientras tomaba mis clases de modelaje.

Una vez en el auto de tía Clara, el silencio se hizo pesado entre las dos. Ella me lanzaba miradas furtivas a mi rostro maquillado. Por lo que me dediqué a estirar mi cuello en un gesto de dignidad, con la mirada ausente y una media sonrisa en mi boca. Pero al parecer eso fue reto para la tía.

—Pareces de veinticinco —dijo, aunque sonó casi como un gruñido.

—Creí que me veía como una linda muñeca de porcelana —comenté fingiendo estar distraída.

—De acuerdo — cedió —. En realidad, estás linda. Pero nada de usar maquillaje en el colegio.

—Sí tía — concedí para preparar el ambiente.

Otro silencio se asentó en el auto y mi tía se concentró en la carretera. Y el momento adecuado para charlar sobre mi idea llegó mientras esta frena frente al semáforo en rojo.

—Tía Clara — comencé a decir con calma. Creo que era el maquillaje. Me hacía sentir adulta y responsable —. ¿Qué tal si me quedo contigo hasta graduarme?

La tía Clara me miró de lleno y antes de que replicara añadí:

—Sé que debo volver con mamá en cuanto ella regrese, pero pensaba que, si me quedaba contigo podría hacer todo el año siguiente y graduarme con mis amigos y amigas.

—Solo tienes una amiga —respondió.

—Pero es que acabo de llegar al colegio —repliqué tranquilamente —. Dame tiempo y verás que tendré más.

Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now