Levántate

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Alexander

Para cuando llegué al evento de modelaje, había tanta gente que me sorprendí que fuera tan visto. Seguí las instrucciones de Lory y me dirigí al costado del edificio donde un sujeto grande y musculoso la custodiaba. Parecía que lo habían inflado con tanto músculo.

Apenas estoy a un par de metros de la puerta, cuando extiende su brazo hacia mí para prohibirme la entrada. Entonces asomé el carnet que Lory me había dejado en casa antes de salir y el «inflado» lo examinó con detenimiento.

—¿Fotógrafo? —inquirió extrañado —. Pareces un chico de secundaria.

—Me lo dicen a menudo ­—contesté. Y juro que no pude desaprovechar la oportunidad para comentar: —Es que no hago mucho ejercicio.

El inflado se paró con los brazos por delante e hinchando el pecho.

—Pasa —masculló muy serio.

Una vez dentro, me topo con un pasillo con varias entradas al área y a mí que se me ocurre abrir la puerta del fondo. Era el camerino. En un momento me congelé viendo a varias chicas en ropa interior que no tardaron en gritar. «¿Qué si me moví? Vamos. ¿Qué creen? No. No lo hice».

En su lugar, una señora alta y respingada me tomó del brazo y me sacó a empujones.

—¡Jovencito! ¿Qué te traes? —preguntó bastante molesta — ¿Quién eres?

­Todavía un poco aturdido saqué el carnet y la señora tiró de la cinta hasta que esta se tensó en mi cuello.

—¡Ah! El recomendado de Loryann.

Le mostré mi cámara, pero el haberme reconocido no cambió su semblante. Se limitó a tomarme de los hombros y con pequeños empujones me condujo a mi lugar. Era una plataforma con un pequeño taburete para que me sentara.

Allí ya había varios fotógrafos y era indudable que profesionales. «¿Alguna vez te has sentido fuera de lugar, aunque se supone que vas a participar?». Todos llevaban tres o más cámaras distintas, con bultos de donde sacaban diferentes lámparas, flashes y lentes. Y yo, con mi sencilla cámara con un lente regular y una sola tarjeta de memoria. «Sí. Al menos la descargué y limpié antes de esto».

Observando a los otros procuré imitarlos tomando fotos de prueba para ver las medidas; «¡El que está a mi lado tiene un fotómetro!»; pensé y mi cabeza estalló.

«Basta Alex, eres bueno. Si no fuera así, no estarías aquí». De seguro estaría en las gradas donde se encuentra la familia; donde vi a la directora. Más al frente están las personas que evaluarán a las modelos. Al centro está la pasarela. Una tarima rectangular que emerge del fondo y forma un camino elevado que se detiene un poco más allá del centro del recinto. ¡Vaya! Había venido otras veces; y eso no estaba ahí.

El bullicio de las personas me abrumó y mi mayor deseo era ver a Lory de una vez, pero tendría que esperar. Ella contaba conmigo y eso me motivó a confiar. Por suerte pude ver al otro lado a la directora «slash» tía de Lory y la saludé por cortesía. Y tal vez, por la misma cortesía la tía Clara me respondió.

—Buena cámara la que llevas, chico! —Escuché el cometario lejano, como si hubiera venido de mí.

Pero resultó que era el fotógrafo a mi lado al que miré y asentí para agradecerle.

—¿Eres estudiante? —preguntó con entusiasmo.

—De fotografía no. Pero todos dicen que tomo buenas fotos y antes de que me diera cuenta...

El hombre se echó a reír y me contagió su risa que en realidad me calmó mucho.

—De acuerdo, eres aficionado —comentó sonriendo.

Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now