Retribución

29 1 22
                                    

Alexander

No recuerdo cuanto tiempo estuve sentado en uno de los bancos, que están a la orilla del río Sena. Solo sé que me sentía el hombre más infeliz del mundo y no quería culpar a nadie más que a mí mismo. Pasé todos esos años de estudio y trabajos, tomando fotos, procurando olvidar a Lory y seguir con mi vida. De pronto una puerta se abrió para poder estar con ella, pero estaba equivocado.

Fue para darle un cierre a todo botar la llave. Y en ese momento, me encontré dividido. Por un lado, podía respirar hondo, volver a mis fotos y dejarme enamorar por una mujer que me siga la corriente. La otra opción era más loca. Intentar reconquistar a Lory. Dos opciones, para un camino.

—Al fin te encontré —escuché decir a un lado —. ¿Estás bien?

Claro. No podía ser otra que la rubia de Natalia Parks que, parada junto a mí, me miraba con una sonrisa condescendiente que me dio una buena idea de cómo me debía estar viendo en ese momento.

—Me siento como si hubiera salido de un puerto en un bote y a la mitad del lago, descubriera que tiene un agujero y me estoy hundiendo.

—Eso, fue muy específico —comentó ella.

—¿Cómo me encontraste?

—Los vi salir juntos y pensé que irían a recordar y a pasar un rato. Así que esperé a que regresaran para saber, si habías tenido suerte de reconquistar a Loryann. Pero al ver que ella regresó sola, supuse que las cosas no te habían salido bien, por lo que me puse a buscarte.

—¿Cómo sabías que quería reconquistar a Lory? —pregunté torpemente y algo avergonzado.

—¡Oye! —Exclamó sentándose en el banco —. Puede que sea rubia, pero no soy estúpida.

—Nunca he subestimado a nadie por el color de su cabello —repliqué más tranquilo.

—En cuanto supe que tú y la modelo habían sido algo en el colegio, supuse que a eso te referías con lo de «aún tengo asuntos en la cabeza que debo resolver» —dijo supuestamente imitándome.

—Supongo que te sentiste mal —comenté nuevamente avergonzado.

—Un poco. No lo voy a negar —dijo volteando su rostro para fijarse en el río —. Pero así eres tú. Ya tenías una idea en mente y no ibas a dejarla pasar.

—Lo siento.

—No importa —respondió encogiéndose de hombros —. Pero no te perdono que no me hayas dicho nada. Me sentí como una tonta delante de Loryann Shaw.

—Me merezco lo peor.

Un par de segundos después de decir esto, sentí que me pegaban bastante fuerte en el brazo. Me dolió algo y me quejé, pero me lo merecía.

—Ahora estamos a mano —dijo ella sonriendo. Luego se paró frente a mí y me ofreció su mano —. Ven. Vayamos a tomar algo para despejar las malas ideas y alegrarnos un poco.

—Sabes que no puedes beber.

—Solo cuenta tres tragos. No más. ¿Me ayudas con eso?

Lo pensé un momento. Allí estaba la rubia mirándome con sus ojos bien abiertos, su mano extendida y una sonrisa que parecía invitar a hacer travesuras.

—No te harás de ideas —aclaré.

—No me haré de ninguna. Tomaremos como amigos —respondió.

Tomé su mano y me levanté para seguirla. Curiosamente, no solté esa pequeña mano hasta que llegamos a la podadora.

 Curiosamente, no solté esa pequeña mano hasta que llegamos a la podadora

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Ladrón de Besos(Completa)Where stories live. Discover now