Champagne

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Loryann

Atravesé la puerta del local y me encontraba en un adorable salón de belleza. A mi derecha, había uno de esos mostradores de vitrina con una chica detrás, forrada de tatuajes, con piercings y una revista en las manos. A la izquierda, sillas para las clientas que esperaban ser atendidas. Le seguía una fila de sillas de barbería con mujeres que peinaban, recortaban y aplicaban productos en los cabellos de las clientas.

Al final, una mujer regordeta con el cabello recogido en una cola, estaba concentrada en aplicar maquillaje a una adolescente con dos más charlando a su lado.

—¿Puedo ayudarle en algo? —preguntó la chica tatuada.

—Busco a Marie Payton.

—Ah. A la jefa —respondió desinteresada y luego dio un grito al fondo —. ¡Marie, te buscan!

La mujer regordeta se incorporó y miró hacia la joven que inclina la cabeza para señalarme. No podía creerlo. Reconocí al fin los brillantes ojos de mi amiga y su vibrante sonrisa al verme. Dejó todo lo que tenía en las manos sobre un estuche de maquillaje y luego de advertir a la joven que volvería, salió corriendo hacia mí con los brazos abiertos.

—¡Lory! — su grito se escuchó por encima de la música de Taylor Swift que sonaba por altoparlantes.

Cuando llegó a mí, nos dimos un abrazo de hermanas que me hizo sentir en casa.

—¿Cuándo llegaste? ¿Estás cansada?¿Dónde está tu chico británico?

—¡Tranquila, todo tendrá respuesta! — le digo en el momento.

—Siéntate y cuéntamelo todo.

—¿Aquí? Esperaba...

—Ellas saben que eres mi mejor amiga —replica Marie sonriente —¡Aunque no me lo creían!

Señaló un gran póster mío. A donde fuera, no me libraba de esa foto del anuncio de perfume, en el que llevaba un peinado en trenza que desciende por mi hombro, vestida con un traje blanco de satín, con una larga cola que se desliza hasta llegar a la enorme  botella cuadrada de «Luxure». Daba la impresión que emergía de esta.

—Es cierto. Es la modelo del póster —dijo una de las estilistas.

Todo se volvió una cacofonía de cuchicheos sobre mí, y Marie me tomó de la mano para llevarme a hacia la chica que maquillaba.

—Eres más linda en persona —me dijo la joven.

—Eso me han dicho —comenté riendo mientras tomo asiento junto a ellas.

—¿Es cierto que Marie te maquillaba en el colegio? —preguntó la chica en la silla.

—Sí —respondí sonriente —. Y no he podido encontrar una tan buena como ella.

Marie y yo chocamos los puños.

—Te lo dije —suelta de pronto una de las jóvenes a la chica que era maquillada.

—No te preocupes, que te dejaré tan hermosa como mi amiga —dijo Marie y luego añade —: No como, quienquiera que la esté maquillando. Parece que te odia.

Nos reímos. Y en cierto modo, sentí que mi amiga tenía razón. Esas sobrecargas de maquillaje, a veces, me hacían sentir asfixiada.

Hablamos mucho, hablamos sobre mis viajes y mis desfiles de modelaje. Pero evité hablar sobre James frente a las chicas; «era demasiado íntimo». Luego, la conversación giró en torno a Marie. Ya sabía que se había casado con Randy Payton, el gigante del equipo de baloncesto, que fue su pareja en el baile. Y tenían dos hermosas hijas.

Ladrón de Besos(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora