Encuentro Inesperado

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Alexander

Comimos del pollo con papas y disfrutamos conversando de nuestra aventura en Champagne. Increíble, pero Natalia apenas recordaba habérseme ofrecido aquella noche, pero no le sorprende.

—Creo que en ese momento —comentaba yo —, fue que me di cuenta de que te gustaba.

—¡Ah! Pero qué creído este chico —replicó ella.

—¿Lo vas a negar?

—Te dije que cuando bebo demasiado, me pongo algo... tú ya sabes.

—Tienes razón. Pero, no negarás que esperabas algo. Si no; ¿para qué llamaste a Karen Harland pidiéndole seguir el reportaje sin mí?

—¡Wow! ¿Te lo dijo?

—No solo me lo dijo. Me reprendió muy fuerte.

Natalia se me quedó mirando y luego de suspirar habló con calma.

—Bueno. Supongo que te lo tenías bien merecido —dijo luego de su silencio —. Y la verdad, todavía no te creo eso de que hayas cambiado de parecer con Lory.

—Bien trato de explicarme, pero ni yo mismo puedo entenderlo. Solo puedo decirte esto. Cuando besé a Lory, no sentí lo mismo que solía sentir.

«Me di cuenta de que había estado apegado a un recuerdo inútil. Lory es una buena chica, pero ya no era la misma. Aquel recuerdo se esfumó. Y me había resignado a seguir mi camino. Entonces llegaste tú y ya sabes; fuimos a tomar, cantaste, bailaste conmigo y mientras, yo recordaba todo lo que habíamos vivido».

«Sé que te traté mal y que te subestimé, pero haciendo un recuento de todo, me di cuenta de que... sí sentí algo de celos con el franchute de la fábrica de champán. Sí quería que te sintieras bien y por eso hacía esas locuras para hacerte reír. Me di cuenta de que me volví adicto a tu sonrisa y a la forma en que me miras con tus hermosos ojos azules».

Ella me miró y comenzó a sonreír.

—Vaya. Al final, resulta que Phillipe sí tenía razón.

—¿Phillipe? —pregunté confundido hasta que recordé —. Cuando se quedó contigo para hablar y de pronto regresaste de buen humor.

—Sí.

—¿Me cuentas?

—Solo te diré que, en su modo melodramático de explicarse, me dijo que yo sí te gusto y mucho —soltó una risa al decir eso —. Solo que tenía que dejar que lo descubrieras por ti mismo.

—Entiendo —comenté y luego susurrando replico —. Viejo ladino.

—No hables así de Philippe. El no gana nada con eso.

—Es en el buen sentido.

Permanecimos callados por un momento en que ella miró hacia la torre y luego me miró. Necesitaba otro tema de conversación y apartar a Lory de inmediato.

—Dime. ¿Tienes un sueño? —pregunté de pronto.

Natalia volteó la cabeza hacia mí y me miró extrañada.

—¿Un sueño?

—Sí. Un sueño. Algo que deseas realizar por tu cuenta.

—Pues... no te rías.

—No lo haré.

—Quiero escribir un libro.

—Eso es fácil. Ya sabes redactar.

—Pero no sé de qué escribir —respondió ella con desánimo.

—Tal vez deberías escribir de las modelos que entrevistas.

Ladrón de Besos(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora