EL DÍA EN QUE ME VOLVÍ A ENAMORAR DE TÍ

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Chūya había tenido éxito en el modelaje, faltaba adentrarse al mundo de la actuación, para saber si su éxito sería el mismo o mejor que el de modelaje.

Personas de Yokohama se habían convertido en sus fans, pese a sólo ser un modelo. Su gran atractivo iba en ventaja de muchos, incluyendo a todos aquellos que alguna vez lo menospreciaron por estar en espera de un bebé. El cuerpo de Chūya no se deformó, y parecía como si nunca hubiera estado embarazado. Era un modelo estrella.

Cierta tarde, iba por Ryū a la guardería, vistiendo aún su ropa con la que interpretó cierta revista de moda. Misma ropa que le habían regalado, ya que a nadie se le vería igual de bien que a Chūya.

— ¡Dazai-sensei! ¡Llegué! ¿Cómo se comportó mi nene?

Dazai traía a un recién bañado Ryū entre sus brazos. Apenas iba a vestirlo.

— Lo siento, Chūya. Se me hizo tarde bañarlo, es que Ryū-kun no quería que lo mojara con el agua. Es algo... Difícil en ese aspecto.

Ryūnosuke, de ya casi un año de edad, odiaba bañarse, y odiaba sentir el agua. Traía lágrimas en sus ojos y gestos de tristeza después de ser bañado por su sensei.

— ¡¿Ryuuu?! ¡Puerco! ¡¿Cómo te atreves a dar problemas al sensei?! ¿No ves que el sensei se esfuerza mucho por tí?

Chūya lo tomó en brazos al verlo que iba a llorar.

— Ma-mi~ ño a-gua.

El pelirrojo sonrió y abrazó al bebé azabache luego de darle un tierno beso en una de sus mejillas, sin saber que el niño traía dolor de cabeza.

— Tranquilo, mi amor. El agua no te hará daño. Dazai-sensei sólo quiere que estés limpio y oloroso. ¿Verdad, sensei?

— Eso mismo, Ryū.

Un silencio se hizo presente. Dazai veía en Chūya al mejor padre Omega, y un Omega al que le gustaría conquistar junto con el corazoncito de su pequeño hijo.

— Chūya. Vayamos de paseo hoy, con Ryū-kun.

El pelirrojo se sorprendió, por un momento, creyó que Dazai había recuperado la memoria y estaba feliz. Iba a abrazarlo cuando...

— Quiero... Que Ryūnosuke me vea como un padre... Y me gustaría intentar algo contigo.

"Este nuevo Dazai se volvió muy directo...".

Se sonrojó. Palmeaba la espalda de Ryū, quien se quedaba dormido rápidamente, recargado en uno de los hombros de su padre Omega.

—¿C-Cómo? ¿A qué te refieres?

El castaño sonrió y dió una ligera palmada en la cabeza de Chūya.

— Chūya, eres el mejor padre Omega que he conocido. Amo cómo tratas a Ryū y te enfocas en él, sin perder tampoco la importancia de tu trabajo. Eres fuerte y valiente por enfrentar eso tú solo. Tus sentimientos son muy valiosos para mí, además, eres hermoso, siento que tenemos una conexión especial pero no logro averiguar qué es. Dime... ¿Nos conocemos desde antes? Es posible que no lo recuerde...

Los orbes azules de Chūya se llenaron de lágrimas que no podía limpiar por estar cargando a Ryū.

Q-Quizás... Fuimos los mejores compañeros en un pasado.

Dijo Chūya, reflejando la tristeza en sus ojos.

— Podría ser, eso sería muy lindo. ¿Por qué estás llorando, Chūya? ¿Hay algo que te molesta?

— Dazai... Sensei... ¿Puedo darte un abrazo?

— Claro. Eso mismo quería preguntarte yo a tí hace un rato.

Abrazaba a Chūya, dejando al bebé azabache en medio de ambos. Ryū no se incomodó, al contrario, su dolor de cabeza se quitó cuando sintió que ambos progenitores lo abrazaron también. Era un vínculo de tres muy especial.

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Tiempo pasado de Ryuma.

Siguiente capítulo.

EL NOVIO DE MAMÁ [SOUKOKU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora