EL NOVIO DE MAMÁ [SOUKOKU]

ALFAS PROBLEMÁTICOS

Una mañana como cualquier otra...

Ryūnosuke había despertado a Chūya con sus llantos. Jalaba de su playera de dormir, en dirección a su pecho. Quería amamantarse, pero Chūya pretendía no comprenderlo para no volverlo a alimentar. Estaba agotado.

— Mami~ Quiello deche...

— ¡No! ¡Ya te dí en la madrugada, Ryūnosuke! ¡Sé más considerado! ¡Me duele! ¡Además eres muy mordelón!

Separaba las manitas de Ryū de su playera y lo empujaba hacia su lugar de la cama para apartarlo de él. Ryūnosuke lloraba a todo pulmón, gateando nuevamente hacia Chūya, quien se había levantado ya para vestirse mejor antes de salir a la calle a dejar a Ryū a la guardería.

— ¡Mamiiii!~

— Es hora, Ryū. Vas a la guardería. Te haré una papilla de durazno para el desayuno.

La palabra "papilla" hizo callar al bebé azabache, quien se quedó tranquilo para después hacer una algarabía con sus manitas, dando saltos de emoción.

— ¡Shiii! ¡Papi-lla de du-dazhno!

Chūya sonrió. Una vez terminó de vestirse, levantó a Ryūnosuke en brazos para juntar sus narices de manera tierna y cariñosa.

— Odio ser un Omega. Pero te adoro.

— Mami ¿Y da papi-lla?

— Oh, cierto. Primero te voy a cambiar de ropa. ¿Tienes el pañal sucio, verdad?

Ryū se quedó en silencio, apenado por la pregunta. Chūya suspiró con cansancio y lo recostó en la cama, para ir por un pañal limpio.

— Lo supuse. Esta es de las cosas que más odio de tenerte. No te odio a tí, odio tener que hacerme responsable de todo y que ese maldito Alfa que ni siquiera conozco no se haga responsable de nada. Que esté muy cómodo con la vida siendo libre.

Cambiaba el pañal de Ryū, y de paso también su ropa. Le daba todos los cuidados de higiene y siendo delicado, ya que la piel del bebé azabache era delicada en realidad.

— Mami. ¿Vamosh con shen-shei?

— Sí, más tarde. Primero debes desayunar.

🍼💕🍼💕🍼

En otro lugar de la ciudad, un hombre disfrutaba se su soltería y de su descanso antes de irse a trabajar horas más tarde.

Recostado en su cama, recordaba al Omega pelirrojo con el que estuvo hace tiempo, y en verdad quería encontrarlo de nuevo para volver a estar con él. Lo deseaba.

— Hmm, me pregunto cuál era tu nombre... Omega encantador. Debí haberte marcado aquel día.

💕🍼💕🍼💕

En la guardería...

— ¡Shen-shei! ¡Benosh díash!

El pequeño Ryū corrió a pasito apresurado hacia su maestro, abrazando una de sus piernas, feliz de volverlo a ver.

Dazai no pudo evitar levantarlo en brazos. El niño lo adoraba, y él adoraba al niño como un hijo, lo había cuidado desde recién nacido ahí mismo en la guardería siendo su maestro y cuidador.

— Te lo dejo. Me iré a trabajar. Cuídalo mucho, sensei.

Se despidió Chūya desde la entrada, sonriendo al ver la felicidad de su pequeño.

— Claro que sí.

💕🍼💕🍼💕

En su camino, Chūya y ese Alfa se reencuentran por casualidad.

— Vaya... Encontré Oro.

Chūya frunció el ceño y apretó sus puños, reconociendo esa voz y ese rostro que nunca pudo olvidar. Retrocedía, preocupado por la soledad del camino.

— Oye, no te haré daño. En primera, aquella vez eras tú quien estaba con su oloroso aroma a celo. Tú me provocaste.

Se acercaba lentamente y sonriendo. Chūya no quería demostrarle miedo, pero jamás supo cómo defenderse de un Alfa. Los Alfas son por naturaleza más fuertes.

— Aléjate de mí. Estoy yendo al trabajo y se me hará tarde por tu culpa.

— Oh, ¿trabajas?

— Sí, estúpido, ¿qué querías? No puedo comer si no trabajo.

El alfa rió y sujetó la barbilla de Chūya, acercando su rostro al del pelirrojo con intenciones de besarlo.

— Sabes que te odio ¿Verdad?

— Vamos, y yo no he podido dejar de pensar en tí. Quiero marcarte como mi Omega predestinado.

— No seré eso para tí.

— ¿Sabes algo? Hueles a Omega madre. ¿Tuvimos un hijo?

— ¿Te sientes bien? Lo habría abortado sin duda.