SENTIMIENTOS

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Chūya había accedido a que Dazai, el maestro de su hijo, fuera a cenar a casa con ellos. No estaba muy convencido, pero no creía mala idea conocer más a ese profesor por la seguridad de su pequeño Ryū, y por el mismo interés de él hacia ese Alfa tan peculiar.

Tenían café, cada quien con su taza y unas rebanadas de pan tostado con mermelada en el centro de la mesa de piso.

La chimenea estaba prendida debido al frío y la nevada que hacía afuera. El clima había enloquecido en cuestión de dos horas. Un ambiente agradable y a la vez vergonzoso para Chūya.

Dazai disfrutaba de la sencilla cena teniendo de compañía a Chūya y a Ryūnosuke. Hacía tiempo que el Omega madre de Ryū había llamado su atención de manera romántica, lo mismo sucedía con Chūya, pero ninguno se había atrevido a dar el primer paso hasta ahora.

Un silencio incómodo reinaba la sala de estar. La casa de Chūya era del tipo tradicional llamada "Machiya", pero con chimenea. Un hogar reconfortante dónde podía vivir junto a su hijo en una zona tranquila de la ciudad.

— Y bien. ¿Te gustó el café, sensei?

Preguntó Chūya, algo apenado por la situación. Sabía que el hombre del vendaje tenía su misma edad, pero sentía temor de que resultara ser un Alfa malo.

— Es delicioso. Me gusta mucho. Ryū-kun, ¿está rica la papilla?

El bebé azabache sonrió, con sus mejillas manchadas de papilla de pera, agitando una cuchara infantil llena de su alimento.

— ¡Diico!

Chūya suspiró con cansancio.

— A Ryūnosuke le gustan mucho tus clases, sensei.

— Ohh, ¿enserio? Eso me hace muy feliz.

Otro silencio de dos minutos se hizo presente. Era incómodo, pero Dazai no parecía incomodarse, al contrario, se sentía bastante cómodo estando ahí.

— Seré muy entrometido pero... ¿Qué sucede con el padre de Ryū? ¿Él no vive con ustedes?

Chūya escupió parte de su café ante la inesperada pregunta. Él ni siquiera sabía quién era ese Alfa padre de Ryū, tampoco le interesaba saberlo.

— Soy un Omega. Los Omegas sólo servimos para ser atacados por algunos Alfas y tener a sus hijos. La mayoría de los Alfas no están con quiénes les dieron un hijo, y si no están juntos es porque atacaron a ese Omega. El Alfa no es fundamental en nuestra vida, al menos yo no necesito de ese maldito cerca mío o de Ryū. Estoy bien, nosotros dos solos.

Dazai no pudo responder nada. No al menos en un minuto. Él no era ni quería ser ese tipo de Alfas abusadores de Omegas. Deseaba tener una familia con Chūya, pero que Chūya y Ryū sean su familia. No necesitaba de un hijo propio para ser feliz.

Dazai sonrió, y sin pensarlo, tocó una de las manos de Chūya sobre la mesa, acariciándola con ternura. Chūya se sonrojó ligera e involuntariamente.

— Chūya Nakahara es el Omega con quien me gustaría pasar el resto de mi vida. No soy ese tipo de Alfa.

Chūya retiró su mano de la de Dazai, nervioso.

— O-Oye, no te aproveches. Si accedí a qué vinieras fue por Ryū. Además... Yo no estoy buscando pareja. Yo no...

— Quiero ser el padre de Ryū.

Ryūnosuke se desconectaba del mundo cuando de comida se trataba. Ni siquiera estaba prestando atención, y tampoco es como si comprendiera las cosas y pláticas de adultos.

¡Mami! Quie-llo másh papi-lla.


EL NOVIO DE MAMÁ [SOUKOKU]Where stories live. Discover now