CAPITULO 25

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Dereck

Harold lloraba más por frustración que por el castigo, tenía los ojos apretados, la mandíbula tensa y la cara completamente roja, al sentarlo en mis piernas para darle un abrazo, se negó y se puso de pie para salir, aunque termine haciéndolo regresar, tenía que explicarle.

- Harold, espera, no te enojes y escucha lo que tengo que decir hijo. - se removió enojado, casi como un niño que intenta huir.

- ¡C-crei que lo ibas a comprender!, a ti te paso,¿¡ porque no puedes entenderme!? - grito enojado, sus palabras se entre cortaban por sus hipidos.

- no es que no te entienda, se lo que se siente, pero tienes que entender que existen otras soluciones. - Harold me miró aún más enfadado.

-¿! Cómo piensas que les voy a hacer entender a esos pedazos bodrio*!? - reclamó - ¡Al enemigo no se le llevan flores!

- eso lo sé, pero pudiste responder de otra manera y te voy a dec- - fui interrumpido.

- ¡Ahora resulta que eres pacifista! ¡Si las cosas no se arreglan a golpes entonces porque cuando la cago me pegas! - suspiré fuertemente, ahí puede que tenga un punto, punto que se desvanece cuando se comprende que un castigo, es un correctivo, no lo hago por qué me guste o porque lo quiera hacer, es para corregirlo. En cambio golpear a alguien porque algo que dijo o hizo te molesta, eso, está mal y es violencia.

- Harold, primero relájate, respira y deja de gritar porque yo no lo estoy haciendo y sabes bien, que no soy tu amigo, soy tu padre; déjame explicarte y después, puedes reclamarme. - dicho esto comencé mi explicación - Harold, hijo, quiero que te pongas a pensar por un segundo, ¿Que hubiera pasado si no respondías a los golpes?

Harold lo pensó un minuto y contesto...

- se habrían ido, dejándome como un idiota... - suspiré.

- pero... ¿Quien crees que hubiera quedado mal? ¿Ellos o tu? Los malos o los buenos. - sus hipidos fueron lo único que se escuchó, se encogió de hombros, era obvio que ya no quería pensar en ello.

- pues ellos hijo, solo piénsalo... Llegan, te ofenden y amedrentan, pero todos esos compañeros que los vieron hacerlo, ¿De que lado se pondrán? - pregunte otra vez.

- ¿Del mío?...

- ¡porsupuesto!, Nadie con sentido común, apoya a una persona mala, y que además, no tiene motivos para serlo... En un par de segundos los heridos de por vida serían ellos, porque la gente jamás olvidaría la manera en que discrimino a un chico, solo por tener otras preferencias de género. - Harold me miró mucho más relajado y pensativo.

- te voy a dar un abrazo y un beso, porque se que estás triste y enojado, pero, bueno, puede que sea porque soy viejo, pero estuvo mal.

Le di un abrazo, un beso en los cachetes y lo mandé a llamar a Jacob, y aunque Harold intento convencerme terminó por llamarlo.

- hola padrino... - Jacob se paró como soldadito de plomo frente a mi.

- creo que no tengo que explicarte porque te voy a castigar... - Nego con la cabeza apretando los labios.

- padrino, hm~ me pone muy nervioso... - lo interrumpí antes de que comenzara a hablar de más.

- Jacob, creo que no lo sabes pero solamente he utilizado mi cinturón para castigar a Travis, lo cual fue en solo dos ocasiones, no tienes porque tener miedo ni sentirte nervioso, no castigo con cables, palos, ni nada parecido, así que ven. - ¿Ya lo había castigado antes? Sip, ¿Tengo el permiso de su mamá? Desde que nació.

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