CAPITULO 38 (final #1 Parte)

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Alex

Las enfermas se convirtieron en mis amigas, me hablaban de los mejores chismes del hospital, como que; el doctor Larios se estaba viendo seguido con la enfermera josephine del área de ginecólogia, hasta ahí no hay nada de malo, son solteros y adultos. Pero el chisme comienza cuando te dicen las edades, pues el doctor tiene 26 años y la enfermera 57.

Y de esos chismes me contaron muchos más, pero bueno, eso fue lo que me mantuvo entretenido además de los juegos de mesa. El juicio dio fin sin que yo supiera gran cosa, alcancé a escuchar que el médico recomendó no decirme mucho sobre el caso, ya que desperté alterado en el hospital, me desmaye durante el ataque y al perder la noción del tiempo desperté pensando que aún estaba siendo atacado y me quedé en shok durante unos minutos. Lo mejor era no alterarme porque en ocaciones las víctimas de abuso o de ataques ficisos prefieren olvidar. Eso era lo que yo quería... Olvidarme de todo aquello.

Dereck se fue pidiéndome disculpas y aunque puede que no fuera la mejor manera de dejarnos atrás, sentí un alivio al saber que el era libre de mi y de cierta forma yo era libre de él. Porque no hay peor prisión que la dependencia emocional.

Algunos días después del juicio y después de ser trasladado a una casa orfanato, me informaron que mi padre había sido liberado y avsuelto de los cargos, ya que se le había inculpado de manera injusta y con falsas acusaciones. El teatro de jhoseph y lena se había venido abajo en un dos por tres, me alegré de haber visto a mi padre después de tanto tiempo, se veía un poco demacrado a diferencia de lo bien que se miraba cuando se lo llevaron.

Fue por mi a la casa hogar y tan pronto como lo vi corrí a sus brazos.

El me abrazo con fuerza y entonces los dos lloramos, el con su voz ronca y yo con la mía de sollozos de perro chihuahua.

- te extrañe mucho papá - lloré

El asintió deshaciendo el abrazo para mirar mi rostro.

-yo lo siento hijo, debí saberlo, debí ser más listo que ellos - sollozó

Me pego a su pecho y seguí llorando.

-nada jamás me importo más que volver a verte hijo, lamento haberte dejado tan solo, debí asegurarme de que estuvieras bien en mi ausencia - besó mi cabeza y después mi mejilla.

El aire me tocó la cara y entonces respire profundo

-estas conmigo y yo contigo papá, no he querido nunca mas que eso. - me dio otro beso en la mejilla y nos despegamos.

Me dio paso a su auto del lado del copiloto, me monte y se fue al otro lado. De camino a mi nueva casa me contó que le habían devuelto su trabajo, las propiedades que obtuvo de su trabajo y los negocios que apenas iban en ascenso cuando fue detenido. Además le pagaron por el tiempo que perdió estando encerrado, algo asi como una recompensa.

Me llevó a vivir donde había sido la casa de mis abuelos, una casa parecida como en la que vivía de niño, de dos plantas y no muy grande. Por ovbias razones me cambió de escuela, lo mejor era no toparme con los hijos del señor Blackwell, lo que sí hice fue llamar a mis amigas, samantha y Eloisa me querían ver y luego de acomodarme en mi nueva casa y de convencer a mi papá de que nada pasaría. Me encontré con ellas en una plaza que quedaba como punto medio para todos, las esperé cerca de una heladería pero por mas que di vuelas no las veía, lo cual es realmente difícil ya que una viste de tantos colores que fácil sería una barbie y la otra se viste con tanto de negro que poco le falta para ser un murciélago.

sustituto [bl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora