Sam #PGP2021

By Mialroga_

104K 14.9K 3.5K

Un viaje a mi vida y a los amores en ella. Los llevaré a un pequeño recorrido en mi vida, a mi pasado, más co... More

Antes de...
Dedicatoria
Sinopsis
Introducción
Capítulo 1 - Un final inesperado
Capítulo 2 - Adiós a la Abadía
Capítulo 3 - Un inicio accidentado
Capítulo 4 - La familia siempre unida
Capítulo 5 - Nuestro cinco y seis
Capítulo 6 - Amigas inseparables
Capítulo 7 - Bahías de Huatulco
Capítulo 8 - De amores y bahías
Capítulo 9 - Siempre a tu lado
Capítulo 10 - Monte Albán
Capítulo 11 - Agua de horchata
Capítulo 12 - Mole
Capítulo 13 - Desafinados
Capítulo 14 - Sabor a mí
Capítulo 15 - Hierve el agua, Oaxaca
Capítulo 16 - Hogar, dulce hogar
Capítulo 17 - Gritos, regaños y desacuerdos
Capítulo 18 - Propuesta
Capítulo 19 - Ocho en punto
Capítulo 20 - Viaje Estelar
Capítulo 21 - Películas y hormonas
Capítulo 22 - Noche buena y lejía mental
Capítulo 23 - Muérdago
Capítulo 24 - La magia de las palabras
Capítulo 25 - Ángel
Capítulo 26 - Muñeco de nieve
Capítulo 27 - Casi de año nuevo
Capítulo 28 - Gracias
Capítulo 29 - Anticipación
Capítulo 30 - Querer y merecer
Capítulo 31 - Sin respiración
Capítulo 32 - Segundas intenciones
Capítulo 33 - Reacciones a nuestras acciones
Capítulo 34 - Dejarlo partir
Capítulo 35 - Celos cavernícolas
Capítulo 36 - Quédate
Capítulo 37 - Perfectamente imperfecto
Capítulo 38 - Detén el tiempo
Capítulo 39 - Casi una tormenta
Capítulo 40 - Primera plana
Capítulo 41 - Enfermero particular
Capítulo 42 - Sí
Capítulo 43 - Preparativos
Capítulo 44 - Nuestro
Capítulo 45 - Frío
Capítulo 46 - Golpes
Capítulo 47 - Tiempo
Capítulo 49 - Ellos
Capítulo 50 - Agosto en Londres
Capítulo 51 - Lágrimas
Capítulo 52 - Sin miedo a vivir
Para ustedes
Pequeño espacio

Capítulo 48 - Realidad

952 162 69
By Mialroga_

— Déjame, yo me encargo de eso —Anton toma la maleta de mi mano —. Puedes lastimarte si haces un mal movimiento.

— Gracias.

Me hago a un lado para dejarlo pasar, porque además de no poder moverme con soltura, camino como una ancianita con problemas de cadera, y la verdad es que las pastillas que me han dado me tienen la mente por las nubes.

Acabamos de volver de Canadá, y solamente gracias a mi hermano es que el vuelo que nos trajo de vuelta no tenía a otros pasajeros que a nosotros tres.

Anton permaneció con nosotras una semana entera. Desde que llegó allá, se la pasó el día entero conmigo; asegurándose de que tuviera todo lo que necesitaba a la mano, y como siempre, apoyándome y mostrándome que él siempre estará para mí.

La noche previa a nuestro regreso a Londres, salió conmigo al balcón, presenciamos una aurora boreal y no dijo una sola palabra, no necesitaba hacerlo. Él se acercó a mí, rodeo mis hombros con su brazo y nos quedamos en silencio; con ese solo gesto Anton me brindo todo lo que quería; a mi hermano siendo mi hermano, y no palabras de apoyo que me harían sentir mucho peor.

Hoy, de vuelta a casa, me tomo un segundo antes de caminar por el tan familiar pasillo del departamento, nuestros padres han debido venir a limpiar, y a preparar la comida que perfuma el ambiente, pero no se ven o se escuchan por ningún lado. Ellos me han dado esto, un tiempo fuera. Lo sé, porque los conozco, que es su manera de hacerme sentir cómoda, demostrando que están para mí cuando quiera hablarlo, pero sin presionar.

Ellos me están diciendo: <<Estamos aquí, te queremos, ven a vernos cuando te sientas lista para hacerlo>>.

Llego hasta mi antigua habitación, al instante un montón de recuerdos me asaltan. Mis cosas están exactamente iguales a como solía tenerlas antes de conocerlo: mis libros en las estanterías, mi ropa en el armario, uno que tiene ambas puertas abiertas de par en par, tal cual yo solía dejarlo. El cajón de calcetines dentro de este se encuentra a rebosar, como siempre, y el desastre de mi cajón de fotografía en uno de los muebles blancos de la alcoba.

Las cortinas blancas están corridas, dejando ver el indicio del río Támesis, y la ciudad; además del parque que se encuentra cerca de la casa. Hasta mis deportivas rojas están donde solía dejarlas; sobre la alfombra que está debajo de mi escritorio de trabajo, uno que, sin duda alguna, ha sido limpiado. Todo mi equipo de trabajo está ahí. Las cinco grandes pantallas de computadora con las que trabajo.

Todo, todo parecería tan normal, y, sin embargo, todo se siente tan ajeno.

— Fui por ellas cuando no estaban —aclara Anton.

— ¿Lo viste? —La pregunta escapa de mis labios antes de siquiera razonarla, mi hermano se queda en silencio un rato antes de responder.

— No, no lo he visto, no ha dado la cara —su tono es tranquilo, pero conozco a mi hermano, lo conozco mejor de lo que me conozco a mí misma, y sé que hablar de ese tema lo frustra —. Travis fue quien me abrió y me ayudó a empacar, también Nathan y Vladimir. Le llamé a Pecas para saber que estaba tomando las cosas correctas —suspira, pasándose la mano por el pelo —. No estoy seguro de que hubiera pasado si lo hubiera visto, tal vez le habría partido la cara a puñetazos, tal vez no —encoge los hombros —. La verdad es que no me habría dado una satisfacción personal hacerlo. No se merece nada de parte de nosotros.

Coloca mis maletas al lado de la cama, se vuelve hacía mí, besa mi frente, me abraza con delicadeza y se queda así por un momento, yo lo dejo hacerlo, porque esto, justamente esto es lo que quiero.

— Te quiero, y estoy orgulloso de ti —un nudo se me forma en el pecho, el indicio de una sonrisa se dibuja en mis labios —. Tan, pero tan orgulloso de ti.

— Te quiero, y también estoy orgullosa de ti —da un paso hacia atrás, toma una de mis trenzas y juguetea con ella un rato antes de volver a hablar.

— Eres uno de mis mayores tesoros —sonríe —. Mi hermana favorita en el mundo.

— Soy tu única hermana.

— Gnomo —ahogo un suspiro, rogando y pidiendo que no saque el tema a colación —. Vas a estar bien. No estás sola, nos tienes, a todos nosotros.

— Gracias, por todo esto.

Niega acercándose para besar mi mejilla.

— Nunca me des las gracias por quererte como te quiero —veo que hay algo más que quiere decirme, y me preparo para escucharlo —. Te recomiendo no salir en las próximas dos semanas, la prensa aún está por allí, acechando, y debes recuperarte al cien por ciento antes de salir a la calle.

— No pensaba salir, realmente no tengo muchos ánimos, aún... Todavía no estoy lista.

— Cuando lo estés, házmelo saber, podemos ir a ponernos ebrios hasta el copete —sonrío.

— Tú no bebes —encoge un hombro.

— Siempre hay una primera vez para todo. Descansa, lo necesitas.

Cuando se va, Terin me ayuda a darme un baño, también me ayuda a vestirme, a cepillar mi cabello y a secarlo. Nos prepara una tarde de películas, comida deliciosa y chocolate caliente, porque ha comenzado a llover allá afuera.

Cuando cambia de canal la imagen de él aparece en la pantalla.

— ¿Puedes darle volumen?

— Samy Sam...

— Por favor.

Lo hace, pero mantiene un ojo sobre mí.

Pobrecilla, la dejó en el altar frente a todos, es algo de lo que se hablará por meses, quizá por años —habla una presentadora de pelo corto y rubio.

¿Cómo es que no hay un video sobre ello?

Cuestiona el presentador de chismes que lleva el pelo rubio en punta, y va vestido de color púrpura.

Yo me muero si me dejan plantada y peor aún, si alguien lo graba —añade otra presentadora, una de larga cabellera negra azabache.

Se les veía tan felices juntos —vuelve a intervenir la rubia.

Rumores dicen que hay fotografías, pero no han sido mostradas, además, a ninguno de los dos se les ha visto —agrega el hombre del grupo.

A mí me dijeron que a él lo habían visto en una playa paradisiaca con un par de chicas a su lado, y no se le veía triste ni nada por el estilo —se burla la de pelo negro.

Bueno, lo que sea, eso es horrible y Samanta, no estás sola, ese hombre merece la ira del cielo. Alguien como él no vale la pena cariño, tú eres hermosa y él es un tonto por dejarte ir, no te merece —interrumpe la rubia.

Tienes razón, espero que pague por romperte el corazón. Preciosa, hay muchos peces en el mar, yo soy uno de ellos —el hombre le guiña a la cámara.

Aunque ahora él está soltero y disponible nuevamente —es la rubia quien vuelve a hablar —. Y a mí siempre me ha parecido un hombre tan guapo.

El trío estalla en carcajadas.

No sé si yo podría comenzar una relación con alguien que ha dejado plantada a la novia el día de su boda —agrega la mujer de pelo negro.

Yo no estoy pensando en boda.

Se siguen riendo de la situación por un rato más, pero yo ya he dejado de escucharlos, mis ojos se han quedado en la imagen que hay en la esquina superior derecha, una donde él y yo estamos sonriendo mientras caminamos por el parque.

— No puedo llorar —Terin me observa con sorpresa —. Lo he intentado desde aquel día, y no puedo —apaga el televisor —. Quiero hacerlo. Roja, de verdad quiero hacerlo, pero no puedo. Hay algo mal conmigo, creo que algo se rompió dentro de mí aquel día.

— Samy Sam, no digas eso.

— Es que duele tanto, tanto que se ha vuelto insoportable y no es normal que no pueda llorar. No sé en qué momento podré hacerlo —suspiro viéndola directamente a los ojos —. Estoy aterrada de que el momento en que las lágrimas finalmente lleguen, sea frente a nuestra familia —niego sintiendo que me estoy ahogando, de nuevo —. No quiero herirlos de nuevo.

— Para ahí —me toma por las manos —. Lo que pasó no fue culpa tuya.

— Terin, yo lo presenté a la familia, prácticamente le hice un espacio para que lo dejarán entrar, y...

— No —su voz suena autoritaria —. Lo que pasó, no ha sido culpa tuya, y ya va siendo hora de que lo entiendas. Tú no lo obligaste a nada, él tomó la decisión de pedirte matrimonio, de hacer los preparativos. No lo obligaste a entrar a tu vida, no le pusiste un arma ni lo arrastraste a entrar, lo invitaste a hacerlo, y al final la decisión fue enteramente suya —suspira suavizando su mirada —. Samy Sam, sé que en este momento todo parece tan irreal, tan extraño, tan frío. Tan insoportable.

>> Podría decirte una infinidad de frases motivacionales, y de más palabras bonitas para intentar hacerte sentir bien con todo el asunto, pero la verdad es que no hay palabras correctas para hacer eso mismo, lo que si te dejaré claro es que nuestra familia te ama, y no dejará de hacerlo. ¿Nos duele? Claro que sí, nos duele porque te duele a ti. Nos duele porque te han herido, una persona en la que confiaste ciegamente te ha herido.

>> No sé cuándo, o cómo, o dónde, pero si las lágrimas deciden aparecer de un momento a otro, déjalas, porque llegarán cuando más las necesites, y será el mejor momento para ti, y cuando lleguen, te sentirás mejor, y eso es lo que verdaderamente importa.

Trago con dificultad sintiéndome un poco más ligera.

— Ekaterina Jensen, eres la mejor amiga del mundo —ambas sonreímos —. Gracias, gracias por quedarte.

— Ya te dije que no me des las gracias. Ahora ve a descansar, dedícate a recuperarte —dejo el sofá con algo de torpeza.

— Lo haré, ¿cierto? ¿Voy a recuperarme? —Me sonríe.

— Sé que así lo harás. Samanta Orozco Ruíz, tú eres fuerte. Esto no va a vencerte.

Recostada en la cama me dedico a contemplar el techo, hoy he pasado de las píldoras para el dolor, quiero intentar dormir sin sentirme tan drogada, pero apenas cierro los ojos, las imágenes de aquel día se proyectan en mi mente; todavía recuerdo cada detalle, el olor de las flores, la suave brisa que lograba filtrarse por las puertas, el sonido de los suspiros, los colores, y las sensaciones, y esa mirada, esa mirada en su rostro.

"Por favor, perdóname... de verdad lo lamento tanto. Yo no puedo...".

— Desearía saber la razón. ¿Por qué? ¿Por qué te fuiste?

Durante horas, me torturo intentando buscar una razón, alguna señal, algo, lo que sea que pudiera darme una pista, pero no logro dar con nada. Entonces la noche se hace día, y los días se vuelven semanas, y las semanas se me hacen eternas, y yo todavía no tengo una respuesta.

Ya me han quitado el collarín, y los medicamentos. Los medios finalmente han dejado de hablar sobre nosotros, ahora el chisme jugoso tiene que ver con un político importante, y un video demasiado subido de tono.

Has pasado de moda.

Mencionó una chica rubia y pecosa que se encontraba haciendo las compras una tarde en que yo tuve que visitar el supermercado, señaló la revista donde por primera vez en semanas, mi fotografía no acaparaba la portada. Le sonreí, y seguí mi camino.

He vuelto al trabajo, uno que me mantiene demasiado ocupada para prestarle atención a detalles insignificantes como los cuchicheos que todavía suelen rondarme. Las reuniones familiares las he evitado a toda costa, visitar a mis padres tampoco ha vuelto a mi inexistente agenda; de hecho, he decidido evitar a mi familia por completo, hasta le he pedido a Anton espacio, uno que, sin duda alguna, no me está ayudando en absoluto.

— El cuello me está matando —señala Terin mientras se desploma sobre mi cama, su pelo rojo hace una especie de manto de fuego a su alrededor, arqueo ambas cejas tomando mi cámara —. ¿Qué haces?

— No te muevas —le pido mientras me pongo de pie sobre la cama, la luz de la tarde se filtra por los ventanales, haciendo que la imagen de Terin parezca casi irreal —. La luz es perfecta. Mantén la vista en el lente y levanta muy poco la barbilla.

Hago una sesión improvisada de ella sobre el edredón blanco con chocolate, pronto las luces de la ciudad se encienden, así que le pido que se coloque en el balcón, su mirada perdida a la ciudad le da un aire de vulnerabilidad y añoranza. Cuando revisamos el resultado, notamos lo nostálgico de las fotos.

— Estás triste —señalo mientras sigo revisando las fotos, ella suspira viendo como resalto las pecas de sus hombros.

— ¿Por qué lo dices? —averigua mientras me ve trabajar.

— Tus ojos me lo dicen.

Respondo sin mirarla, últimamente no puedo ver a las personas al rostro, no a menos que mi cámara este de por medio.

Una notificación emergente aparece en una de las pantallas, el remitente es National Geographic, no se lo he dicho a ella, a nadie, pero me han hecho una propuesta de trabajo, una que llevaba esperando años, sin embargo, no he dado una respuesta.

— Samy Sam...

Jadea a mis espaldas, completamente asombrada cuando ve la notificación, yo me limito a continuar con la edición de las fotos.

— Lo sé...

— Es en Somalia —no me vuelvo para ver que ya ha abierto el correo.

— Lo sé —continúo revisando las imágenes que le he tomado.

— ¿No responderás?

Detengo la pluma digital con la que estoy trabajando en las fotografías. Las manos han comenzado a temblarme, y el corazón se me ha acelerado demasiado.

— Quizá deba pensarlo un poco más, solo un poquitín más.

— Han puesto una fecha límite, hasta finales de enero.

— Eso me da tiempo para pensarlo.

Sigo con la edición hasta que logro el resultado que quiero, se lo muestro, se queda atónita.

— Vaya, nunca me había visto tan increíble —le sonrío enviando la imagen al portafolio de impresión.

— Siempre te ves así.

— ¿Samy Sam?

Sé lo que viene, pero no me siento lista todavía para hablar sobre el cúmulo de propuestas de trabajo a las que no he respondido, y también sé que ha visto el montón de propuestas de revistas de chismes que me han enviado correos para que les dé una exclusiva sobre el trágico momento.

— No me siento lista para tomar un trabajo lejos de ustedes —giro mi silla quedando frente a ella, Terin juguetea con un mechón de su pelo mientras mordisquea sus labios, siempre hace eso cuando se pone nerviosa —. Todavía no me siento lista para dar un paso así de importante —sus ojos verdes van a la pantalla y de vuelta a mí.

— Sam, no me lo tomes a mal, pero no es como si pasarás mucho tiempo con nosotros. Te la pasas encerrada en tu habitación trabajando día y noche. Las visitas a casa de tus padres las haces cuando sabes que no hay nadie —una punzada de culpa me atraviesa el pecho —. Tus tías y primas me han preguntado por ti. Ya no asistes a las cenas familiares, ni a las reuniones —toma aire mientras sus palabras me apuñalan en el pecho —. Dices no querer estar lejos de nosotros, pero tampoco estás con nosotros.

>> Ya ni siquiera respondes los mensajes o llamadas de Anton, o de tus padres. Ignoras a nuestros amigos —arruga la frente viendo directamente a sus pies —. Me ignoras a mí.

Avergonzada, desvío la mirada al correo que todavía permanece abierto. Me han enviado ocho en total, y no es algo que hagan a menudo. La invitación te llega en una sola ocasión, dos cuando mucho, pero a mí me la han enviado ocho veces; a ese correo se le agregan varios más de otros lugares con los que siempre soñé trabajar, obteniendo la misma respuesta.

Deja caer los hombros.

— Mira, no quiero presionar, ni nada de eso —la veo dar un paso hacia atrás —. Hoy hay una cena en casa de tus padres, estaré ahí —toma aire —. Todos estaremos ahí —antes de salir de la habitación, vuelve la vista sobre su hombro —. Y sí, estoy muy triste —me le quedo viendo, sus ojos están anegados en lágrimas —. Estoy triste porque mi alma gemela tiene el corazón roto, y no tengo idea de cómo ayudarla.

El sonido de la puerta cerrándose a sus espaldas suena fuerte en mis oídos. Luego de un rato, vuelvo la vista a la pantalla. Ya es diciembre, cinco de diciembre, dos meses exactos desde aquel día.

Supongo que además de rota, estoy completamente pérdida.

Una extraña mezcla de frustración y furia se mezclan en mi pecho, y me digo a mí misma que todo lo que siento apesta. Que no tener respuestas apesta. Que mis lágrimas ausentes apestan. Que la realidad que estoy viviendo el día de hoy realmente apesta.

Impresiones del capítulo aquí. >>>>

¿Qué han sentido al leerlo? >>>>

¿Les ha gustado? >>>>

Si tuvieran a Sam frente a frente, ¿qué le dirían? >>>>

¡Feliz años nuevo para todos ustedes! 

Deseo de todo corazón que este año se encuentre lleno de nuevas oportunidades, increíbles momentos y recuerdos únicos. 

Muchas gracias por todo el apoyo que me han dado durante el todo este tiempo, gracias por dejar entrar a Sam a sus vidas. Agradecimientos especiales a ErisHurrem por comentar en la historia. 

¡Nos leemos pronto! 

¡Abrazos para todos ustedes y excelente inicio de año! 

Continue Reading

You'll Also Like

6.1M 327K 60
Leslie Sparks es el sinónimo de perfección. Shawn Coleman es un auténtico desastre. Ella se vio liberada cuando Shawn se fue de la ciudad tras haberl...
99.6K 5.2K 46
Britany y Ashley, dos hermanas nuevas en el país de Estados Unidos. Una vida nueva, pero no será fácil. Tendrán que aguantarse el instituto que las e...
17K 2.2K 57
La era de la extinción se acerca, con el final de la guerra. Nadie sabe quién ganará, o si quizás habrá un ganador. Lo único que saben es que la vida...
9.1K 1.1K 18
La primera vez que la vi me causo mucho miedo. Mi madre me dijo que podía confiar en ella. Que seríamos amigas para siempre. Su alianza de amistad, n...